lunes, 16 de junio de 2008

Toda una experiencia estética.(Redux)*

*Esta versión es más amplia a la que saldrá en el Sur.


Para mi hermana Karol.

Era evidente que tenía tiempo en no iba a misa. Y todo porque no estoy acostumbrado a levantarme temprano, y mucho menos para ir a un lugar con harto calor y tan aburrido. No se me malinterprete, soy católico, pero la misa no es mi estilo. El sábado tuve que acudir, sí; tuve, porque mi hermanita hacía su primera comunión, y era una obligación moral, acompañarla en su inicio en el la aceptación del cuerpo de Cristo. En palabras más claras, para poder comer la hostia que dan en las misas.

La cita era a las 8 AM. Yo creí que la religión era una excepción al horario Campechano, y por eso llegué puntual. El calor era muy acentuado, como si las lluvias que caen en las tardes fueran mitos de viejos locos. Aproximándome a la iglesia pude ver a señoras acomodando los vestidos de sus hijas. Y aunque había niños que también hacían su primera comunión, es evidente que las mujeres son las que se llevan las palmas, en el rubro de vestidos exagerados. Estoy convencido que la primera comunión, es el primer examen de las féminas, pues desde ahí, a los quince años y terminando con las bodas, se convierten en toda una carrera de modelaje; teniendo apariciones especiales en los bautizos, velorios y bodas ajenas. Es notable cómo la madre influye en la forma de vestir de sus retoños femeninos, desde el “ponte derechita, para que no parezcas jorobada” hasta la clásica “sonríe que pareces parca”(parca como adjetivo, no como sustantivo)todo el ritual de vestido entre madre e hija, es un continuo juego de “no parecer” y “resaltar”, pero todo esto no es para cautivar a los hombres, no , sino para no ser presa de sus amigas. En el fondo, es un acto de vanidad, pues una y otra compiten para verse mejor, confundiendo el sentido, con la simple premisa de “no es vanidad, es para verse bien”.

Los niños varones, en cambio, son atosigados por sus madres, que quieren vestirlos con la misma ferocidad que las niñas, pero con la limitante bendita de que la moda varonil es muy limitada, y del padre, que se encarga de ser el modelo a copiar. Vi a mi padre en la entrada y acudí presto. Era evidente que la misa no iba a empezar a la hora prevista, y mi molestia fue un refuerzo a mi decepción. Mi hermana estaba retrazada, y la gente aglutinada en la entrada de la Catedral, engendraba más la desesperación. Todos ahí con caras demacradas y llenas de resignación, pues así como yo, los niños no tenían la costumbre de levantarse temprano los sábados.


La bandera no puede llevar a la virgen de Guadalupe, como semblante, pero La virgen sí puede llevar la bandera. ¿Cómo?

Todo estaba lleno, incluso no había asientos dentro de la catedral. Mi tía nos informó que había unos asientos, y que mi prima nos lo guardaba con ferocidad ante los embates bravíos de los viejitos que querían ocuparlos. Entonces caí en la cuenta de que toda la misa era un concierto de rock. Y entonces comencé a diferenciar y a ver los símiles de ambos eventos. Primero, la gente aglutinada, esperando la presencia del artista que se espera: El padre. Todos afuera, esperando a que dieran la señal de comienzo. Los que llegaron temprano fueron los que pepenaron lugar, y los desangelados que decidieron darle más oportunidad a su sueño, ven su resultado al no encontrar lugares disponibles. Otro símil es que todos presumen sus mejores atuendos para dicho evento; así como los rockeros presumen sus camisas de la banda, o artista en cuestión. Todo estaba listo, excepto mi hermana.


Hasta la hernia, el recinto

“Que se quede esperando Wilín a que venga, y nosotros vamos a sentarnos antes de que se llene” Esa fue la genial idea de mi tía, y todos me ganaron por democracia. Esperaba a que llegara mi hermana con mi otra tía, que sería su madrina. Ya eran las ocho y media, y mi cabeza empezaba a sonajear por el sueño, cuando aparecieron con la prisa detrás, como si las estuviera persiguiendo. Las saludé y les pregunté porque tan tarde, “es que mi peinado nos llevó mucho tiempo. Sostenme aquí” me dijo mi hermana, mientras me daba una caja blanca de considerable tamaño. “ ¿Y esto?” le pregunté, “Es la despensa que me pidieron” me contestó. Según me explicó después mi padre, es una ofrenda le tienen que dar a la iglesia. Entonces recordé que en los conciertos, las féminas lanzan prendas íntimas a sus ídolos, e incluso, detrás del escenario, las denominadas “groupies” ofrecen su cuerpo al ídolo mesiánico.

Después de la llegada de mi hermana, acudí a mi lugar guardado. Entré por un costado de la catedral, pues la entrada principal estaba ocupada por los futuros comunistas(los de la primera comunión). En la entrada vi que todo estaba repleto. No cabía ni un alma (ni un alma de Dios más). Fijé mi mirada a unas manos que se movían, y eran mis tías que me señalaban el lugar. Me abrí paso entre tanto viejito que ocupaban los lugares más cercanos. Llegué y mi prima me saludaba “llegué desde las siete y ocupé los lugares” me dijo con un rostro que me decía “mira los lugares de lujo que conseguí, y todo por madrugar”, mientras observaba la enorme legaña que decoraba sus pestañas como orla grisácea. Y en efecto, los lugares eran a un costado de donde está la mesa del padre. Sin embargo, el ventilador destinado para nosotros, la familia Herrera, estaba disfuncional, y el calor era infumable. Eché una mirada panorámica y noté que todos estaban impacientes, pero con cara de resignación, pues ni modo que se quejen del padre. Miré las imágenes de los santos y las vírgenes, y me recordaron a los escenarios de Iron Maiden, con sus muñecos diversos de Eddie.

De pronto, entraron dos acólitos, y detrás de ellos, el padre. Los cuchicheos no se dejaron esperar “este es un buen padre… Es muy buena persona… La otra vez se nos acercó a saludarnos y hablaba muy bonito” el susodicho, era un señor como de 45 años, moreno, regordete, y con unos enormes lentes. Y en el instante que tomó su sitio, una canción salió de la esquina izquierda de donde nos sentamos. Y eran tres muchachas como de 23 años, y un joven que tenía en sus brazos un bajo eléctrico. Una de las jóvenes tenía una flauta hermosa, color plata que sonaba con gran claridad; otra de ellas, la gordita del grupo (no existe grupo musical religioso, sin una gordita) abrazaba fielmente una guitarra acústica, mientras la rascaba con una suavidad enternecedora, era evidente que deseaba un novio. Ante este grupo musical, dije, “es la banda sonora del padre” y sí cumplía con las expectativas. No sé desde cuando, alguien tuvo la brillante idea de tener música viva en la misa. Pero también tuvo la brillante idea de que fueran diversos las entonaciones en cada una de las iglesias, pues si usted va a misa, y nota que hay un grupo de jóvenes músicos, vera que la forma que cantan “El Padre Nuestro” es diferente a la de otros grupos en las otras iglesias. Es por eso, que el padre y los músicos, son una banda; y que cada uno tiene una manera muy distinta de cantar el “Osana”. Los covers son distintos y diversos.


El padre y sus acólitos.

El padre hizo una señal, y los niños tomaron su asiento. Los padres de familia se sentaron orgullosos, detrás de sus hijos. Era la hora del artista central. Lo primero que dijo, fue presagio de lo que sería el resto de la mañana, una carretada de murmullos, pues no se entendía nada de lo que decía el padre. Pareciera que esa característica es obligatoria en los exámenes para Sacerdote: mientras menos entendible, mejor. Si fuera por mí, creería que las da en arameo.

Mientras el padre hablaba, los señores de vieja cepa, asentían como si entendieran. Cosa parecida pasa con los rockeros en el concierto cuando escuchan a Metallica, menean la cabeza, azotando la melena. El padre ejerce su autoridad y lo demuestra con los “de pie, sentados”.Lo mismo que un cantante, cuando se lleva las manos en sus oídos, para que el público cante más fuerte.


Cómo no. Había muy buena selección en la casa del Señor. Como para decirles¿Qué pasó?¿Cómo estás?

La música era muy diferente, ejecutaban de manera muy diferente las canciones que hace mucho tiempo había escuchado. La pasión con que ejecutaban la música, era conmovedora. Y el padre volteaba a ver al grupo, y asentía, como dando su anuencia. La misa transcurrió. Ya sabía que cuando todos se dan la mano en señal de hermandad, y se entona “Cordero de Dios”, el final del suplicio está cerca. Mi hermana pasó a dar la despensa, y el padre tomó dicha caja y se lo dio a un acolito que lo asentó bajo la mesa. Todos pasaron y quedaron contentos. Después, vino la prueba final: La hostia. Mi hermana pasó, y por primera vez, pudo comer el cuerpo de Cristo, cosa que le tuve que explicar después. Y yo, que ya he hecho mi primera comunión, no fui, porque la verdad, no me apetecía, porque tenía el estómago revuelto, y una hostia insabora, me podría causar un vómito que mancharía todo el altar. Y no me la acabaría con las señoras que me verían con ojos incautos por creer que tuviera algún demonio que no permitiera la digestión del cuerpo de Cristo.

El padre hizo la señal, y dijo las palabras, “…la misa ha terminado” y salimos presurosos, para no tener que entrar a los empujones, con las personas que antes habíamos saludado. En mi recorrido, pude ver las esculturas de las vírgenes que no había notado. Y al final, un señor estaba arrodillado, ante la virgen de los Dolores. Me preguntaba, qué milagro habrá hecho, o quisiera que hiciera. Todos pasaban, y el señor seguía de rodillas. Y con los ojos cerrados, rezaba. Salí de la iglesia pensando en que todos necesitan creer. Y cada uno tiene a su santo. Yo no encuentro uno que me complazca. Excepto San Miguel de Arcángel, que la primera vez que vi una escultura de dicho personaje, me atrajo. Esa pose desafiante, con su espada apuntándote, me parecía sumamente atrayente. Ese sería mi personaje católico favorito. Y recuerdo que en la entrada de cada lugar en donde se lleva a cabo un concierto, venden pósters de la banda, o del personaje en cuestión, con diversas poses del artista, y cada uno se queda con su con su personaje favorito de la banda.


La salida de los Fans.

La música la pones tú.

Entré presuroso a tomar asiento para las palabras mágica e inentendibles del padre. Cuando empezó su misa, una música me alteró, y más por la sutil flauta de la ejecutante. Aquí les daré una pequeña reseña de las siguientes canciones, de lo que será el suceso más conmovedor de la industria musical católica.


Pueden ver que fuimos privilegiados por la cercanía de la banda. Hell Yeah!!

La banda la llamaremos, "Las incautas del señor", y aunque en sus filas se encuentre un jovenzuelo melosón, no es mayoría para cambiar el nombre. El concierto abrió con esta enorme canción. Toda una rareza. La canción no lleva nombre,por lo cual se le dice Track 1 para saber diferenciar. Track 1 tiene una carga melódica muy por encima de los estandares populares. Nótese la conjunción de las voces. "Las incautas del señor" hacen una mezcla del corrido con versos religiosos para lograr una belleza de canción. Su ligereza causa impacto. Disfrútenlo:

TRACK 1:


OSANA EN EL CIELO. (Se las pondré de dos en dos para mayor facilidad)
Muy pcas canciones logran sacudir al escucha, tal es el caso de Fakes plastic Trees de Radiohead, de My Sweet Lord de George Harrison, o de Imagine de Jhonn Lenon. Esto ocurre con Osana, versión de "las incautas del señor"(Incautas pa los fans). Este hit fue número uno de la Bibleboard. En pocos días logró la no despreciable suma de 100000 bajadas en el Ares. Y aunque los católicos no comparten la idea de robar, sí comparten la piratería, si es sobre una canción religiosa. Osana, es muy conmovedora, e ingeniosa, ya que en sólo un minuto nos logra robar el aliento. Los cambios en las notas de guitarra, prácticamente, nos alientan a cortarnos las venas, en el nombre del señor. Y esta vez les unimos el otro hit instantáneo, "Cordero de Dios". Un hit instantaneo. Ya para estas alturas, el público estaba extasiado y cantando con fuerza los temas que se hicieron clásicos en un par de días.Buenísimas canciones:
OSANA-CORDERO DE DIOS:



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