martes, 31 de marzo de 2009

Star wars, según Campeche





Sé que esta foto no tiene madre, y no necesita que se le ponga nada, pero sería una pena dejar de lado una pequeña explicación para aquellos que no son de Campeche. Estamos frente a la, talvez, mejor foto de la semana, del mes o incluso, del año.



Jabba hablando del pedo, el Storm trooper vigilando a los caidos y una niña tapándose el ojo por ataque del Storm trooper.




Hoy arrancó la semana de la Salud Bucal, y para festejarlo, se invitaron a los personajes de Star Wars, tenemos a la Princesa Caries (la princesa Leia), el soldado de la salud bucal (el storm trooper) y Jabba (Álvaro Arceo Ortiz, secretario de Salud de Campeche), para deleite de todos los niños que los desconocen por no ser de aquella generación.


¡No, señores, no es la vírgen de Guadalupe vestida de blanco para casarse con un storm Trooper! Es la princesa caries amenazando a los niños, mientras Jabba habla de su panza.


Pero lo importante es lo siguiente, lejos de aquellas falsas apariencias, la secretaría de Salud de Campeche descubrió el hilo negro de la historia de Star Wars, y lo presentó para que, aquellos pequeñines que desconocen aquel mundo nerdo, puedan entrarle con la verdad por delante. Al poner a la princesa Leia de la princesa Caries, y al poner al storm trooper como el soldado de la salud, la secretaría nos da la solución al dilema Star Wars. Más allá de las farzas y la comedia ingenua, nos ponen en el centro del pedo Luckiano, y todo con una simple metáfora, “Leia es como la caries, es como el enemigo de los dientes, un storm trooper es como un soldado de la salud bucal que busca terminar con aquella que nos da caries, y Jabba es el nexo conductor de aquel dilema. Es así, que Dark Vadder es, en realidad, una amalgama mal entendida”.

Dicha metáfora, salida de las entrañas de Campeche ha conmocionado al mismísimo George Lucas que dijo ¡En la madre, eso quería decir! Y pensar que sólo hizo falta una india vestida como Leia, un cañón retacado de cepillos de dientes, y unos lentes y guayabera para Jabba, para dar así, sentido a esa obra tan aclamada.

jueves, 26 de marzo de 2009

El ataque de los Estudios ciéntificos


Viejas ¿por qué son así? No hace mucho puse un post de un estudio que arrojó el resultado de que las mujeres que hablan mucho. Las mujeres, cóléricas por aquel estudio científico, se dieron a la tarea de hacer el suyo, y sacaron que los hombres seden ante las mujeres con tan sólo 8.2 segundos, sólo si les gustó. Si no es de su agrado, sólo tardan 4.5 segundos. Pero para no ser evidentes, las mujeres no dijeron que “les toma 8.2 segundos para que se les pare el asunto” sino que lo suavizaron con el título “los hombres sólo necesitan 8,2 segundos para enamorarse”NOTA AQUÏ. ¡Por dios! No es que me ofenda o me moleste que digan eso de los 8.2 segundos, al contrario, creo que sigue siendo un acto leal y de honestidad con uno mismo porque el hombre no se miente, no es hipócrita con sigo mismo, dicen “me gusta y qué”. Lo que realmente es molesto, bueno no molesto sino penoso, es que utilicen esos slogans de “estudios científicos” como una rabieta para contestar un acto que consideran ofensivo y machista. ¡Por dios, el anterior estudio fue hecho por un psiquiatra de prestigio!

Fuera de toda teoría, la noticia llegó a todas las páginas de Internet. El problema estriba en los redactores que toman la nota, ya que se corre el riesgo de que dicho redactor sea una mujer con poca tolerancia hacia los “estudios” en contra de su sexo y maneje la nota a su antojo, tergiversando la información. Es así que tenemos notas como “los hombres necesitan sólo 8.2 segundos para pensar en sexo”, o “en menos de 9 segundos, los hombres desnudan a la mujer con la mirada. La mujer se puede tardar días” ¡Coño, no es así!

Por nuestra parte, les podemos decir que no pasa eso. Los de pildorita podemos pasar mucho más tiempo con una mujer buenísima sin tener una idea sexual. Nosotros no somos un pene conectado a un cerebro, nosotros somos un cerebro conectado con un pene. Es por eso que Eduardo, Rodrigo, JM, Pepe y yo podemos estar hablando en el café con Laura, Flor, Gabi y Olga, sobre literatura, arte, política, cine, futbol o economía, tener nuestros ojos sobre los ojos de nuestras amigas y no sufrir de un infarto genital. Nosotros sólo tenemos una erección, justo después de que surge una idea para un cuento o un post. Porque a nosotros, lo que nos excita son las ideas. Podemos salir del café con el pene erecto después de haber sacado tres o cuatro ideas para un escrito, podcast, o hasta un sketch virtual. Pero no se nos para por estar viéndole los senos a una mujer buenísima. Necesitamos más que eso para romper nuestro pantalón.

No estoy diciendo que no le demos una zorreada a tal o cual tetona o culona. Lo hacemos, pero sólo por una apreciación a la estética. Misma que tenían los griegos cuando admiraban las esculturas tan detalladas.

Por eso mujeres, dejen de dar pataletas. No se molesten por la realidad. Nosotros somos de lo peor, lo aceptamos, pero no nos cuelguen santos que no son de nuestra parroquia.

Update


Si usted ya leyó el post de Radiohead, déjeme decirle que ya subí el video del cover de The blower´s Daugther, si no quieren darle Scroll al Mouse pincha AQUÍ. Si no lo haz leído, pues has caso de lo anterior.

El video es cortesía de mi hermano Erick que lo grabó con su celular, ya que mi cámara había sucumbido.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Radiohead: Una bella bruja llamada Anneke II

Para Flor. ¡Apoteósica!


México ya era una realidad y poco nos servía frotarnos los ojos. Estábamos en el aeropuerto y no sabíamos a dónde ir. “Me estoy wishando” dijo Laurita y me acordé de que éramos campechanos. “Pues ve al baño, ahí está. Arriba” le dije, señalando el segundo piso. “Yo también”, dijo Mussgo y fueron ambos a desahogar sus penas. “No se muevan de aquí” nos dijo Mussgo, mostrándonos lo que sería su inicio en el D.F.: Una maraña de miedos.


Diego también dio señales de su historia en el viaje, se separó de nosotros dos (mi hermano y yo) para hablar por su celular. Todos ya tenían sus papeles perfilados, como si se tratara de una película de terror: Yo era el líder (vaya cargo de conciencia, por lo menos era el que moría de último), mi hermano era el que hacía caso al líder (probablemente de muerte anterior o posterior a la mía), Laura, la bella joven que moría tras una persecución, Diego, el que moría sin que nadie lo supiera y al que se presume, es el asesino, siendo declinada esta teoría, a mitad de la película, y Mussgo, el cabroncito que muere primero, de una forma por de más, graciosa.


Estaba en estas cavilaciones cuando mi hermano me dijo “Mira a ese wuey que está comprando en la pastelería”. Lo vi, y se me hacía conocido, estaba de espaldas, comprando un pastelito en El Globo, pero no podía asegurar quién era. Era peloncito, con lentes, chaparro, delgado, algo extraño. Pasó a nuestro lado mientras yo seguía como queriendo enfocar mi vista. Abrazó a una señora, presumiblemente su mamá, y siguieron de largo “¿Aleks Sintek?” dije, y mi hermano “Sí ¿verdad que sí es?” “¡Sí!” exclamé, y saqué mi cámara, pero ya era demasiado tarde. Ya se había desaparecido entre la marabunta de gente. Cuando regresó Laura le dije sobre nuestro primer famoso que vimos y ella exclamó con los ojos abiertos “¡No mames! ¡Amo a Alex Sintek! ¡Dónde está!” , “ya se fue”, le dije, “¿Le tomaste fotos?”, y le expliqué el porqué de mi pendejez. “¡Coño, le debiste haber tomado fotos!”.


El segundo paso era comprar una Guía Roji, ya que no pudimos hacerlo en Campeche, ni en Mérida. “Yo me sentiré más seguro con una guía” le dije a mi hermano. Entonces fuimos a una tienda de revistas dentro del aeropuerto, mientras Laura le mandaba un mensaje a Eduardo y Flor, con el fin de que nos pasaran a buscar al aeropuerto.


Entramos y nos topamos con un stand completo de Guía Roji. Entre Carreteras, lugares turísticos, calles y demás divisiones, entendimos que el acto sería más difícil de lo que creíamos. Era hora de escoger y no sabíamos qué comprar. “Mira, está esta de 70 pesos, y esta de 95” me dijo mi hermano, después de decantar las guías. “Pues creo que la mejor es la más cara. Siempre la más cara es la más chingona” y tomé la de 95 pesos. Pagamos (nos fuimos a la mitad mi hermano y yo) y subimos al segundo piso, para que Diego sacara dinero del cajero y esperar a Eduardo y Flor.


“Saca esa madre” le dije a mi hermano y lo destapamos, y ahí nos dimos cuenta de que la forma como se escoge a las prostitutas no es la misma para escoger un mapa. Era un mapa gigantesco, enorme, como aquellos mapas que utilizan los policías en las películas donde señalan con pins, los asesinatos del asesino serial. Era una grosería el intentar abrirlo y buscar la calle en donde nos encontrábamos, casi podíamos enrollar al Mussgo dos veces con esa sábana de papel. “95 pesos tirados a la basura” fue mi exclamación, y esa fue la única vez que sacamos ese mapa.


“¿Qué vamos a hacer?”, me preguntó Mussgo. “Pues esperamos a que venga Eduardo y cuando se vaya Laura con ellos, buscamos el hotel” le comenté. “¿A pie?, no chingues, nos van a asaltar ¿por qué no agarramos un taxi?” “no, porque está cerca de aquí. Además nos va a reventar” le contesté. “no mames, nos van a asaltar” me dijo y su miedo se convirtió en psicosis. “No jodas, ¿no ves que está cerca de aquí?” le dije, “qué tan cerca ¿30 minutos? vamos a agarrar un taxi, coño” me repuso, “cómo vamos a agarrar un taxi si está cerca”, “¿Cómo sabes, si no tienes idea de dónde queda?”, “pues lo ví en la guía roji de Internet, además es Hotel Aeropuerto, coño, no creo que se llame así y se encuentre en casa del carajo” le expuse, y este me dijo “no, vámonos en taxi, somos 4, si nos cobran a 200 pesos, nos vamos a 50 baros”, “no coño” y di por finalizada la discusión. Pero la inquietud no dejaba a mi amigo. En eso llegó Eduardo y Flor, “qué pasó” nos dijo Eduardo “Su hotel está aquí en la esquina” y volteé a ver con ojos inquisidores al Mussgo. Vamos, les mostramos. Y salimos del aeropuerto con rumbo a hospedarnos.


En la salida, un hombre atrás de nosotros le gritó a otro que se encontraba como a 11 metros adelante “¡Morado 15!”. Ante este hecho del todo fortuito, Mussgo vio al primer hombre, después al segundo, volvió su recorrido por los dos y dijo “Ahí está, ya dio el pitazo”.


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Sometimes you sulk, sometimes you burn…



“Vamos a comer” les dije ya instalados en nuestros cuartos, 307 y 308. Eran las 3:30 pm y no habíamos comido nada. “¿Adónde?” me preguntó Diego, “pues vamos a caminar, debe de haber algo por aquí, si no, de a perdida nos vamos al aeropuerto a comprar una pendejada”.


Salimos y caminamos los cuatro sin rumbo. Después de dar ciertas vueltas, decidimos preguntarle a un policía “Suban ese puente y cuando lleguen al otro lado, doblan a mano izquierda y avanzan dos cuadras, ahí van a ver puestos de comida” nos dijo y agradecimos.




Enl a derecha, a lado de ese edificio café o naranja, se encontraba nuestro hotel. Esta foto era para que si nos perdíamos. Ya saben, la paranóia del Mussgo era pegajosa.



Cuando subimos, supimos del porqué de lo invencible de México en el azteca: resentimos como puercos, la maldita altura. “Siento que mis piernas se van a quebrar” dijo mi hermano, “vamos a llegar bien mamados de las piernas” repuso Diego. Era verdad, parecía que íbamos cargando el peso de nuestras maletas o como si hubiéramos hecho 45 minutos de bicicleta. Nos dolían las pantorrillas.


Llegamos a tierra prometida. Yo quería unas “quecas”, tenía años que no las volvía a comer. Vimos un puesto y preguntamos “Claro que sí, hay de papa con chorizo, de hongos con queso, de flor de calabaza, de chicharrón, de picadillo…” Yo pedí una de papa con chorizo y una de Chicharrón. Mismas que pidió mi hermano. Diego pidió una de Papa con chorizo para ver que tal, y Mussgo lo siguió. Esa única quesadilla de Diego sólo fue el pináculo del iceberg, pues se pidió otra de hongos con queso, otra de chicharrón y terminó con otra de bistec.


Ohmaifokingad!! una de hongos con queso.


“¡No mames, es el león mexicano!” dije al ver el perro de la señora. Estaba peludo y chistoso. He de admitir que en ese momento pensé que era aquel famoso perro que mal vi en hazmeelchingadofavor.com, pero la realidad fue otra. El león sí era mexicano pero este era de sabana árida. Le tomamos fotos, pagamos por nuestra comida y nos regresamos al hotel.




Chéquen la memoria de pez que tenog pues no se parece en nada al original que es el de abajo.



A media cuadra, empecé a sentir un dolor en la cabeza, y el aire se había ido por completo. Tuve que detenerme para poder jalar aire a gusto. Fue un calvario ese regreso al hotel.


“Estuvo de la verga” fue la expresión por consenso. “Hay que bañarnos para ir al concierto de Anneke. Para ahorrar tiempo, vamos a bañarnos juntos” dije, “no traje short” mencionó Mussgo por segunda vez en el día.


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Uncover me/I hail to see/Your mystic trail of grief…



Ya estaba listo, mi boleto en la bolsa y con la cámara asegurada. Este concierto era la prueba para el de Radiohead. Si pasaba la cartera con la cámara escondida, sería un éxito el Foro Sol.


Bajámos del hotel, agarramos el metro y ahí fue donde me acordé de Bárbara. Todo fue sencillo, simple, como si hubiera viajado desde siempre en el metro, y gracias a esa amiga que me ayudó con las estaciones. Era simple, era sencillo. Supe cuál tomar para ir desde la estación Aeropuerto hasta Auditorio.


Ya era casi la hora, ya eran las 8 pm y al salir, no supimos ubicarnos. Preguntamos y nos dijeron dónde estaba el Auditorio Nacional; fuimos y Flor me habló por celular: “¿Dónde están?”, “en el auditorio ¿y ustedes?”, “en la cola. Apúrense, está larga ¿van a comprar boletos los demás?”, “Sí” le dije, “Pues apúrense”, “Oye, ¿dónde está el hard rock?” le pregunté, porque estaba un poco norteado, “mmm, ponte de espaldas al auditorio y a la izquierda”, “Ah, ok. Ahorita nos vemos”, y colgué. Nos apuramos, llegamos, y efectivamente, la cola estaba larga.


“¿Van a comprar los boletos?” les dije a mi hermano, Diego y a Mussgo, “no sé” me contestaron. Pues apúrense para checarlo. “¿Cuánto cuesta?” me preguntaron, pues no sé, les contesté, “Hay que verlo en la taquilla”, y me fui hasta el inicio de la cola y pregunté “El señor de barba vende” me dijo el de seguridad. “Cuántos quieres chavo” me preguntó, “¿Cuánto salen?”, “400 bolas” me contestó. Les dije el precio y con dudas aceptaron los cuatro, pues resulta que Laura tampoco había comprado su boleto.


De regreso hasta el final de la cola, Mussgo, con voz alta dijo “Ojalá no sea una porquería de concierto. Me dolió pagar eso” y las personas formadas, digamos que no se veían con ánimos de dejar pasar esos comentarios. Habían grandulones de pelo largo, aretes en todos los lugares donde puedan colgar, con las cejas fruncidas, y camisas negras que iban desde The Gathering hasta el Black Label Society. “A ver si no me fastidio” dijo en el mismo tono de voz, perceptibles para esa raza de humanos y yo le dije en voz baja “Cállate, wuey, esos cabrones si nos pueden romper la madre por tus mamadas”, “pero sí está de la verga el concierto me va a doler”, recriminó, “sí, coño, pero no lo digas en voz alta, no ves que estos cabrones se ven fans, y no les gustaría escuchar tus críticas” y como que entendió. Ya formados, yo me revolvía con el temor de que no les gustara el concierto a mis acompalantes, puesto que no conocen nada de Anneke y de “The Katherine” como le decía Mussgo, y que en desaprobación, dijeran alguna critica en voz alta, misma que nos costara la vida, perdiéndonos así el concierto de Radiohead, “Cuando termine el concierto, si no les gustó, aguántense sus expresiones hasta que estemos de regreso en el hotel ¿ok? Ahí sí pueden desplayarse, porque aquí sí corremos peligro por la libertad de expresión” misma propuesta que aceptaron.



La cola avanzó rápido, y ya estaba en la entrada. Me puse la cartera que contenía mi cámara en la bolsa trasera de mi pantalón. Porque ahí va la cartera.



Di mi boleto “Pase” me dijo el de seguridad. Uno ya adentro me pidió que me acercara “levanta tus brazos para que te revise” y yo accedí. Cuando sus manos pasaron por mi cadera, sin que me dijera nada le dije “Ahí traigo mi cartera ¿me la saco?”, el manoseador se rió y me dijo que no era necesario. Después caí en cuenta en lo puto que soné.


Pasé. Mi plan fue un éxito. “Radiohead, prepárate” me dije en mis adentros. Ya cerca del escenario, vi que Flor había podido pasar su cámara para tomarle fotos a su ídolo. “¡Aguevo!” le contesté a su pregunta de si traje cámara. “Tú saca fotos y yo grabo el concierto” le dije, y así quedamos. Éramos los más chingones del Hard Rock live, sólo hasta que después vimos a una mujer que llevó una cámara profesional y nos preguntamos cómo guardó esa chingadera. Después, un fan sacó su cámara, aún más grande que el de la tipa, con prácticamente un cono de tránsito como objetivo. ¿Dónde se la metió? pues no era prensa.


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I wish you knew/your music was to stay forever/And I hope...


Las luces se fueron por un momento, atrás quedaron las canciones de espera, aquellas que algún fulano atinó con Pink Floyd. Ahora empezaba a tener consistencia el ambiente. Era evidente que faltaba la banda que abriera el concierto. Los pies nos dolían, las piernas nos dolían, las pantorrillas tenían un clavo entre las carnes, pero la gente de ahí poco parecía importarles.


El alcohol ya era el invitado de lujo (porque costaba un ojo de la cara), los gritos de borracho eran ya plausibles. ¿Quiénes abrirían? ¿Serían famosos? No lo creí. Hasta que aquellas luces que se habían ido, regresando con un hombre regordete con el pelo largo sobre su rostro; un hombre delgado en el bajo; uno con barba de candado detrás de la batería y una mujer de pelo corto y con unas piernas muy loables.


El grupo empezó a tocar, la primera canción llamada “Silencio”. La banda se decía llamar Bisana. Desde los primeros acordes y rasgueos, enamoró a más de uno, y mucho más, esos bailes al estilo Anneke de la vocalista Anna Laura.


Era una mezcla de hardrock, con salpicaduras de stoner que dejaron al escucha con un dejo de perplejidad. Fue toda una grata sorpresa. Las canciones fueron avanzando y acentuaban sus mezclas, que iban desde el jazz, hasta el metal. No había piedad para el oyente. La banda quería demostrar su música. Eso se agradeció.


Los elementos del grupo eran muy buenos en la ejecución, sobre todo Jonnathan, el guitarrista, que le aplicaba esa piel, a veces muy stoner, a veces muy heavy, con su guitarra, y con su presencia. La banda tiene muy marcada su influencia, y se llama The gathering; sin embargo, la batería mezcla un jazz muy respetable, el bajeo resalta los huesos del funk, y la guitarra se encarga de ser el Caronte de cada canción, siempre con un atinado riff; y la vocalista con ese hechizo visual y esa voz peculiar, muy seria, tan seria que cautiva.


Un “muchas gracias, los dejamos con Agua de Anique” dejaron el escenario listo para poner un pin con el nombre de Bisana, en la cabeza en más de uno.


Una espera y varias canciones de Pink Floyd hicieron que la gente reclamara por la tardanza. Cada chiflido fue interrumpido por una joya de la banda británica. Todos coreaban el Another Brick the wall, silbaban; Us and them, y mentaban madres; super coreadísima comfortably numb, aplausos y después chiflidos. Hasta que la luz pareció fallar. Un sonido distorsionado dio el pitazo. Era la presentación de la bella bruja holandesa.


Era cierto, tanta espera se consumía en dosis de nerviosismo. Saltó en un brinco explosivo al escenario. Anneke fue recibida con piropos, gritos y muestras de cariño. Hyperdrive fuel a apertura, un cover de un canadiense no muy conocido, llamado Devin Towsend, dicha canción viene en el disco Ziltoid the omnisciente, muy bueno por cierto. BAJAR DISCO.Todo pasó de manera vertiginosa, en un momento ya estaban saltando todos.Muchos desconociendo la canción, otros más fans, cantando cada verso.


“Apoteósica” es la palabra que define la presencia de Anneke. Terminado el cover, vino el saludo al público, que no la dejaba hablar con todos esos gritos y piropos. Muchos hombres dejaban salir su corazón fresa através de esas melenas y chamarras de mezclilla con un “I love you” gritado y mal pronunciado. Las mujeres dejaban escapar su lado lésbico al gritarles las mismas palabras con toda una connotación sexual implacable.


La holandesa, algo aturdida por el recibimiento, sonrió y agradeció. Pero era hora de seguir con el concierto. Joris estaba listo, Jacques estaba listo, Rob estaba listo, y por supuesto, la líder. Atrás quedaron esas canciones de rock progresivo y trip rock con que se ganó adeptos con The gathering. Atrás quedaron esas discusiones acaloradas del porqué se separó de la banda; de que si no está a la altura; de si es una pérdida mayúscula. Ahora estaba con dos álbumes bajo el brazo, con un pop salpicado de rock, con letras muy a su estilo, y con esa energía extraña que transmite en el escenario.


Así vinieron canciones como My girl; la esperadísima Ice water; la vitoreada Witnesses con su baile árabe, muy sutil pero sensual.


La gente pidió sus canciones, y la vocalista complació. Pero entonces vino Beautiful One y todo cayó por su propio peso. Ese momento fue mágico, hasta parecía que los que jamás habían escuchado a Anneke se sabían la canción. Fue cantada por todo el Hard rock. Después de haber terminado, parecía que no podía llegar a más.


Yo voy porque quiero que cante Travel de The gathering”, dije. A lo que Flor me respondió, “no creo que la cante”.“Por lo menos que cante un par de The gathering. Sé que lo hará” le dije. Flor, un poco más resignada me contestó que le encantaría pero que no creía. ¡The gathering! Me dijo Flor cuando empezaron los acordes de Alone. ¡Aguevo!, fue mi contestación. Todos estaban al borde de la locura. Era un gesto tácito, era como si hubiera alguna esperanza para aquellos fans que se enamoraron de aquella banda, cuando Anneke era la vocalista. Fue de las más coreadas. Fue la mejor versión que se había escuchado, para muchos.


El cansancio, la espera, los bochornos, todo desapareció. Todo el concierto parecía haber escuchado Broken glass. Pronto vino Digging the grave, una canción de la legendaria Faith no more. Eduardo y yo nos vimos y dijimos ¡Faith no more! Y la cantamos a todo pulmón. De pronto, vimos que éramos los únicos señores que gritaban aquella canción. Sólo nosotros. Nadie (o casi nadie) la conocía. Poco nos importó. Muy respetable el cover. Después vino un cover más, Blower´s daughter, la bella pieza que se hiciera famosa por ser parte del soundtrack de la película Closer. Todos cantaron esa canción. Y muchos lloraron. Era indescriptible el ver a mujeres y hombres vestidos como rockeros, tan agresivamente rockeros,(incluso hasta algunos punks habían) desgarrarse con esa canción. Esa pista fue el símbolo de lo que Anneke pretende de ahora en adelante. El rock diluido con un Pop balada. Muchos, con este disco (y el nuevo) siguen a la holandesa, pero es muy probable que otros muchos vayan dejando de seguirla en este nuevo viaje. Eso está por verse.


Poco a poco fue llegando el final del concierto. Cerró con la explosiva You are nice!Todos terminaron satisfechos y con la voz ronca. Las luces se encendieron y Anneke saludó a su público mexicano. Desaparecieron del escenario y todos fueron tomando la salida.


En las estadísticas finales hubieron cientos de contentos, igual número de heridos por desgarro y otros tantos tocados. Sólo quedaba descansar en paz para el lunes.


VIDEO DE ANNEKE







Cover de Blower´s Daughter


martes, 24 de marzo de 2009

Mujeres=Cotorras insaciables


Todos lo sabíamos. El feminismo intentó acallarlo, pero ahora, gracias a la ciencia, la verdad ya no se puede refutar: Las viejas son unas cotorras.


Según un estudio se probó que las mujeres hablan tres veces más que los hombres. En números podemos decir que en promedio salen unas 20 mil palabras al día de la boca de una mujer (y dos que tres poyos), mientras que el hombre sólo usa 7 mil, es decir, 13 mil menos que la fémina promedio.


Mis amigas que no se dicen feministas de las mal entendidas, o sea “hembristas” saltaron como sapos (que de por sí ya lo son), y dijeron que son “mamadas”, les pedí bases y no me entendieron el albur. Ante tal piedra inconmensurable que es la verdad, buscaron fisuras para despedazar dicho tótem, y al no encontrarlas buscaron darle la vuelta “Eso significa que somos más inteligentes porque sabemos y decimos más palabras. Todos saben que la comunicación es la expresión pura de la inteligencia y es lo que nos divide de los animales” me dijo una. Las otras aplaudieron. Yo las podría haber jodido con un “es una batalla injusta pues tienen cuatro labios” pero no podía mentir. Así que mejor les dije la verdad, “no por hablar miles de palabras más significa que tengan algo de interesante que decir. Además, la comunicación no es sinónimo de palabras o plática sin sentido”. Y la base de mis palabras fue que no entendieron nada de lo que les dije (y el albur era otra prueba irrefutable). Tener 100 espadas no te hace un samurai respetable, sino el que sepa usar mejor la espada.


Entonces se quedaron en silencio por un momento, y después de 5 segundos empezaron a hablar si parar. Yo me di la vuelta y las dejé decir lo que tenían que decirse. Que se cumpla su profecía.


NOTA COMPLETA AQUÍ



lunes, 23 de marzo de 2009

Radiohead:no one likes a smart ass but we all like stars parte I


Este post va dedicado a todos aquellos amigos que me dieron su apoyo y zarparon conmigo a la luna (aunque no estuvieran físicamente).Y para aquella que se sentó en la proa sin que se lo piediera, y todo para que no perdiera: Barbara

There was nothing to fear and nothing to doubt ...


Llegamos a la gran ciudad de México. Uno esperaba que estuviera grisáseo, lleno de smog y con grandes toneladas de basura. Pero fue todo lo contrario. Un sol esplendoroso, cielo despejado y las calles limpias, aún más que las que la dizque limpia Campeche.


Llegamos y también esperamos a que nos asaltara un amante de lo ajeno, pero no fue así, y fue ahí donde me di cuenta que la psicosis es un enemigo del espectador. Estabamos listos, habíamos llegado al aeropuerto para presenciar aquel tan esperado concierto. De la mejor banda del mundo desde hace más de 10 años: Radiohead.

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They love me like I was a brother(Nice Dream)


Partimos un grupo pequeño de Campeche. Tengo la fortuna de contar con grandes amigos que me brindaron sus buenos deseos y su ayuda para que yo viviera un momento inolvidable.


“Cuando llegues, no pidas taxi. Evita hablar yucateco. Que la pases muy bien, espero que todo salga bien. Si tienes problemas, me hablas para ayudarte.”Fueron muestras solemnes y profundas de lo afortunado que soy. Y porque la distancia, hoy en día es risible, una amiga entrañable, un ángel llamado Bárbara levantaba sus dedos para despejar los demonios de la duda y la ignominia desde Argentina. Me prestó sus ojos para que pudiera desplazarme bien por el D.F. Me esclareció todo camino y sólo para que yo pasara uno de los mejores momentos de mi vida.


Mi familia me mostraba su afecto. Y es ahí donde la mejor cara de un pueblo como Campeche, muestra su máxima cualidad. Mi madre me pedía precaución, y mostraba su precaución. Nos despedimos con un beso y un abrazo. Y una sonrisa pintó nuestros rostros por lo patético que nos veíamos. Como si fuera a una guerra o como si corriera el riesgo de no volver. Si se hubiera dado la ocasión, no hubiera vuelto y me hubiera ido a Oxford, pero eso es un sueño infantil.

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Hey man, slow down, slow down


Llegué a casa de mi hermano, y todo para llegar temprano al ADO, ya que el camión a Mérida salía a las 7 am. El itinerario era Campeche-Mérida, Mérida-D.F. Cerca de 5 horas de viaje para llegar a Tenochtitlan, a ver al nuevo Quetzalcóatl en el Foro del Sol.


En casa de mi hermano, ya estábamos listos. Sólo faltó afilar la operación “Esconde la cámara y corre”. Era indispensable que yo grabara TODO el concierto de Radiohead. Muchos me critican “¿Por qué no mejor disfrutas del concierto? Si grabas te perderás de ese momento” lo que ellos desconocen es que el grabar, es otra manera de disfrutar el concierto, ya que el proceso de grabar es un acto de aberración, de querer encapsular esa magia por medio de un video, y aunque es imposible, cuando se mira, uno rememora el momento y siente que es inmortal ese recuerdo. Uno no graba sin ver a la banda, no, al contrario, uno grita, canta, salta, no le importa que no salga bien grabado, esas interferencias son parte de la emoción que se transmiten después.


La operación era sencilla, era tomar una vieja cartera, cortarle todos los compartimentos que tenía adentro, para que así cupiera mi cámara Finepix, que compré desde diciembre para esta ocasión. Lo hice y cupo mi cámara. Al cerrar el cierre, parecía una cartera comun y corriente. Así, cuando me revisaran, no creerían que en vez de una cartera choncha, llena de billetes, es en realidad una peligrosa cámara.


No pudimos dormir bien. Pusimos Inprint de Takashi Miike, y así nos asaltó el sueño, la pusimos no porque fuera mala la película, al contrario es buenísima la película, sólo que necesitábamos relajarnos, dejar de pensar en el viaje para poder dejar penetrar al sueño.


Las alarmas sonaron a las 6:15 am “No alarms” fue lo primero que dije. Ese día teníamos que empezar a vernos como fans. Era necesario para nuestro cuerpo.


Llegamos al ADO, después de vaciar nuestras tripas (ya saben, uno no quiere estar visitando el baño del camión), y nos encontramos con el resto del escuadrón B. En total éramos 3 grupos: El A que se había ido desde el Sábado Flor y Eduardo; el B conformado por Mussgo, Diego, Laura, mi hermano Erick y yo; y el C conformado por los dos Fernandos y Gaby.


Laurita, nunca pierde la postura, ni aún durmiendo.



Diego entonando el Nice Dream de The bends. El de atrás es Rigo Tovar.




Y en las penumbras, aquel del antojo de burrito.



Tomamos el camión, la mayoría se durmió en el viaje a Mérida. Yo no podía siquiera escuchar mi mp3, estaba hecho un mundo de ideas. Estaba llegando al concierto desde el domingo, desde el camión.


Llegamos a Mérida como a eso de las 9:20 Am, al aeropuerto de Mérida. Nuestro vuelo salía a las 12:30 pm. Nos habían dicho que llegáramos con dos horas de anticipación para pedir nuestros boletos. Hicimos cola. Había un gran número de gringos en la fila. “Todos esos van al concierto” me dijo mi hermano. “Mira los chuchos de esa” Le dije: “Asu madre” contestó. Eran impresionantes. Juro que no había visto pechos más enormes que los de esa morena. Práticamente, ni con las dos manos podría haber cubierto un pecho. “Mira las nalgas de esa” me señaló. Eran igual de enormes. Eran inconmensurables. Era más negra aún pero parecía uno de esos payasos que se ponen globos como nalgas. “Si le pusiéramos la cara de aquella morenita (una belleza de mujer), los pechos de aquella, y las nalgas de esta. Tendríamos un fenómeno” le sugerí. Nos reímos.


Pedimos los boletos y llevamos nuestras maletas a registrar. “Tengo hambre” le dije a mi hermano “yo también” contestó. Fuimos a la sala de espera y vimos un Burger king “Voy a comprar una revista” dijo Laura y la acompañamos. “¡Es la Mad!” dije, ya que no la había comprado. Tenía la cara de Thom Yorke en forma de radio. La pagué y busqué a Don perro. Le di una escaneada rápida y sonreí “es cabrón que hace Don perro ha de ganar un chingo” me dijo mi hermano, “JM es mi amigo” le contesté con orgullo “y no le pagan muy bien”.


Esta fue la hamburguesa que se chingó mi hermano. Ah, no miento, es la mía.




Y esta mierda es el burrito del mussgo. Creo que se la hicieron de huevo con chorizo. No estuvo muy contento .



Hicimos cola para las hamburguesas y pedimos. “Yo no voy a comer nada” dijo Mussgo. Pero después de ver cómo disfrutábamos de nuestras whooper con queso se animó a comprar un burrito. “Nos vamos a cagar en el avión” repuse después de haber terminado de desayunar “y a vomitar” repuso mi hermano.

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You know, you know where you are with / floor collapsing, floating, bouncing back

and one day, I'm gonna grow wings…


Subimos al avión, yo no sabía cómo iba a reaccionar, pues era la primera vez que iba a volar en un avión, y además de sufrir de mucho vértigo. Subimos. 21 A era mi asiento y festejé que me hubiera tocado ventanilla, “así exorcizo mi miedo, si es que me da”, pero para mi desgracia, me tocó en el último lugar, en donde, en vez de ventanilla tenía parte del material del avión. “¡Puta madre!” fue mi exclamación; mientras que a mi hermano, que le había tocado el 21 E, le tocaba la mitad de la otra ventanilla, y además, junto a él se sentó la morenita guapa, no la chuchona ni la culona, la bonita con sus trencitas. “Puta madre” dije con menos exclamación.


a chemical reaction/hysterical and useless/hysterical and…


Se encendieron los motores y los sonidos se me hicieron impresionantes. Chingones, pero para nada temerosos. Ya cuando tomó su potencia cada turbina, y cuando el avión se movía, me asaltó una idea. Fui asaltado por el hombre de pueblo que soy, salió el ignorante y creyente pueblerino que vive en mi interior. Se esfumó aquel ateo y sobrevino el cabalista. “¿Y si me castiga Dios por haberme burlado de Mouriño?” pensé, y por un minuto me perdí. Pensé que probablemente la ironía sería el sello de mi vida: “mira, aquel campechano que se burló de Mouriño, murió en un accidente aéreo”.


Pero después dejé esa blasfema idea. “puras mamadas piensas, wil” me dije y me senté a ver a la chuchona y la bonita. Dos veces me cachó y esas dos veces me sonrió. Me apené. Tomé mi mp3 y empecé a ponerme a tono. Puse Let down cuando estábamos arriba. Siempre soñé con escuchar esa bella canción, que significa mucho para mí, en mi primer viaje de avión. Estábamos entre nubes, imaginaba que estábamos entre nubes, y con la canción ideal. Pronto llegaríamos al suelo que nos daría las mejores alegrías y acabaría con aquel sueño para convertirlo en realidad. Y así fue.



(En el siguiente video verán cómo estaba la morenita guapa acostada. De lado izquierdo, en la ventana, está mi hermano, seguido de la morenita. Estaba durmiendo y aproveché para grabarla. Espero se vea.No grabo en mi ventana porque no tenía.)




La segunda parte, mañana.


martes, 10 de marzo de 2009

Quien no se acuerda de este trauma

¿Quién, en su niñez no fue torturado, humillado, rebajado por las madres y los padres a tomar esta reverenda porquería?



No conozco a un campechano que no haya sido obligado a ingerir esta real mamada. Me pregunto, quién fue el ocioso que pensó que el hígado de un bacalao tendría ciertas vitaminas y proteínas y que ayudarían al crecimiento y el fortalecimiento de los niños.




¡¡Me lleva la verga, de sabores!! Juro que deben saber más asqueroso que el original. Y con ese bacalaito, intentando parecer agradable para los niños. Odio.




Hago extensa la invitación a que nos digan si en el resto del país, también fueron torturados con esta mierda.


Yo recuerdo que a mí me obligaron a tomármelo porque era el ejemplo de mi prima “Tómalo, Guadalupe, ve cómo Wil sí lo toma” y ahí fue la cucharada completa. Es la cosa más horrible que he probado, juro que mis ojos se iban a salir y sentía cómo mi estomago lo rechazaba. Por poco me vomito frente a mi prima, que viendo la valentía de sui querido familiar, se arrojó a tomar esa mierda. Esa fue la única y última vez que lo tomé. Tengo que decir que mi mamá intentó inculcarme a tomar la emulsión, para que estuviera como mi tío, y al recurrir a mi recuerdo deserté con rapidez, no era mi ideal estar chaparro y peludo.





miércoles, 4 de marzo de 2009

Yo sin ... no puedo morir



Hay frío en Campeche. Tengo gripa. He estornudado. Se me escurren los mocos. Necesito unos Kleenex. Mi amiga Gaby me facilitó unos especialmente para mí.



Gracias gaby, así sí que me limpio los mocos.

Juro que cuando me sacudí la nariz, salió RORSCHACH. ¡Hyper Combo!



La penosa que me apena



Esta nena es el forro del Diego Forlán, delantero del Atlético de Madrid. Tiene nombre y dice llamarse Zaira Nara, y además dice que le da pena ir a la playa en bikini. Pobrecita. A mi también me da pena verla en bikini. Volteo la mirada.


Qué viejas más pendejas



La pendejez no va en patines. Las viejas son de lo peor, son envidiosas, puercas y además, pendejas. Aquí el ejemplo perfecto Rihanna regresa con Chris Brown-


La hinchazón de sus pómulos es acorde a lo ancho de sus labios y su nariz chata. Tal vez eso le gusta.


Me podrán decir que a lo mejor sufre de un trauma, que está mal psicológicamente, que Chris brown la tiene sometida psíquicamente, que ella es débil mental, que es masoquista, pero yo más bien pienso que es pendejez. Y entre sus peroratas dirán que es muy común que haya mujeres abusadas así. Yo les digo, en estos tiempos, no hay razón para quye puedan dejarse, son pendejas y eso es una realidad. Prefieren tirarse a la gueva de no trabajar y aguantar los madrazos que a salir por cuenta propia. En estos tiempos sólo los niños están exentos de ser unos pendejos, porque ellos sí que son ingenuos y débiles, pero las mujeres no.

En dado caso, creo que a la Rihana le sobra cabeza y le falta cerebro, y vaya que le sobra cabeza. Y hay muchas mujeres ahí que se dejan golpear y además regresan!! PENDEJAS. Tan fácil que es defenderse, con una patada en los guevos tienen el tiempo suficiente para correr, o para asestar otro golpe.

En esta sociedad católica, Brown irá al infierno cuando muera, pero es posible que vaya al purgatorio para expiar sus penas, pero Rihana, oh sí, esa pendeja va a ser pinchada por diablillos con cara de Brown con tridentes especiales por toda la eternidad, teniendo una puerta enfrente de ella con la firma de EXIT.