Era sábado, y la hora ya estaba por cumplirse. Iba allegar Flor a mi casa, y yo estaba medio listo. Sólo faltaba que terminara de planchar mi camisa. Listo.
Todo comenzaba en orden. Llegó Flor, y nos despedimos de mi casa. Pregunté si nos iríamos en camión o caminando hasta San Francisco, y decidimos por la segunda opción, para poder platicar a gusto. Así que pasamos por el verde prado de la calle Guadalupe, sólo que estaba escombrado, gracias a las remodelaciones que estaba haciendo el gobierno. Así que el viento jugaba con nuestros cabellos y nos hacía llorar; nos hacía llorar por las toneladas de polvo que entraban a nuestros ojos y gargantas.
Esquinas antes de llegar al Circo teatro, me vi en la gustosa necesidad de explicarle a mi amiga, los luchadores que ibamos a ver, y el modus operandi de los actores del pancracio. Pero sólo parecía entenderme las últimas palabras que decían “va estar chingón, no te preocupes”.
Llegando, llegando, notamos que los carros rodeaban el parque de San Francisco, como si se trataran de apaches en celebración, y supe que el hobby de muchos campechanos era el de dar vueltas alrededor del parque con su auto. “Somos un pueblo” fue la frase que surcó mi mente ante tal suceso.
Llegamos a la entrada del Circo Teatro “Va a estar lleno” me dijo mi acompañante; “no creo, la cartelera no es tan codiciosa como para que se llene” le contesté. “Dos de cincuenta” le dije a la vendedora de boletos, y le pagué con uno de cien, mientras que Flor rebuscaba entre su bolsita donde traía, tanto su cartera como su cámara. “Toma” me dijo, dándome un billete de doscientos; “déjalo” le dije, y mi actitud de cabellero había embelesado tanto a Flor, como a la taquillera “Me lo pagas cuando lo cambies” sus caras habían desechado todo acto de respeto.
Nos dieron los boletos, y nos dirigimos a la entrada. La bolsita que traía la cámara, estaba en mis hombros, pues mi caballerosidad me obligó gustosamente, a cargar el artefacto roba almas de mi amiga. “¿Es una cámara de fotos?” nos preguntó la que nos recogía los boletos y yo le dije que por supuesto, y me dejó pasar. Nos preguntamos sobre la reacción de la mujer si le hubieramos dicho que no, que era una cámara para grabar, de las cuales, la mayoría de las cámaras de hoy, tanto graban video como toman fotos ¿nos hubiera generado algún problema? ¿Y si nos hubieramos puesto a lo Rodrigo, y hubieramos dicho que traíamos una pistola Magnum?Nos sorprendió la educación tan amable de la de seguridad, y nos sentimos seguros, porque nos dimos cuenta de cómo agarran a a quellos ladrones y sicarios que intentan entrar a nuestro bello estado.
Entramos a las imediaciones. Subimos la escalera, y nos sentamos en los lugares que nos parecían propicios. Flor compró unas palomitas y un refresco para cambiar su billete. Lo hizo y me regresó su entrada, como toda una dama liberal. Le expliqué todo lo que posiblemente iba a suceder.
Pronto, anunciaron que Alex Koslov, uno de los luchadores estelares de la CMLL, no iba a estar presente, debido a un accidente que sufrió en la actuación del viernes. “No chinges” dije, y Flor me preguntó el porqué de mi reacción, le expliqué que se trataba de uno de los dos estelares, y que no iba a acudir, dejando a Rey Bucanero como única estrella de esa noche. Siguió sin entenderme, y yo le dije, es como si pagáramos por ver a a los tres tenores, y nos dijeran que Pavarotti no iba acudir porque se murió; a lo que Flor asintió con una ligera sospecha. “Entonces nos deben devolver el dinero de la entrada, si no queremos ver la lucha. “Eso no va a ocurrir” le dije “porque ha sucedido que no llega tal luchador, pero no hacen eso” segundos después de que terminé mi sentencia la misma voz que nos dio las malas de Koslov, nos dijo que a los que no quisieran quedarse, les devolverían su dinero. Eso fue un buen augurio. Y las damitas, que llevaron a sus novios para restregarles en la cara el cuerpo escultural del ruso que nunca tendrán, se levantaron y se fueron; detrás de ellas, sus novios. Quedamos menos.
Decidimos permanecer en donde estábamos para ver el espectáculo. Pero mientras iniciaba, le explicaba que el encuentro que se iba a dar entre Rey Bucanero y Alex Koslov, hubiera sido muy interesante, pues hace un mes, ambos compitieron en un torneo que la TNA, industria de lucha libre americana, presentó; ambos participaron: Rey Bucanero dentro del equipo de México, y Alex Koslov en el de Rusia, dentro del resto del mundo;y la escuadra mexicana se llevó el campeonato dentro de un evento de Pey Per View. Era una lástima la ausencia del ruso.
La voz nos dijo que sólo la lucha estelar iba sufrir modificaciones , y que el resto de la cartelera iba a permanecer. Cosa que vimos como mentira pues la primera lucha no estaba igual a como nos lo prometieron. Decidimos botar el papel. Eran dos lcuhadores desconocidos, uno veracruzano y el otro de yucatán. La lucha fue muy floja, y cuando terminó, le prometí a Flor que mejoraría conforme se presentaran los duelos. Y así fue.
Para la segunda lucha, notamos que un señor envuelto en alcohol, se indignaba ante las trucuñuelas de los rudos, y se ponía al filo del ring, a manotear y a insultar a los tramposos. Se notaba que el alcohol hizo su trabajo en cuanto a la pasión se refiere. Poco a poco, nuestra atención fue cautivada por el espectador borracho.
Era tiempo de la lucha del exótico. Se trataba de un luchador gay llamado Flor Caribeña. Le dije a Flor que esta lucha iba a ser muy entretenida. Y no fallé. El papel de un afeminado siempre causa éxito entre el público, ya que ver a un gay lanzando besos y gritos a los fortachones rudos, siempre juega a favor de la diversión. El luchador afeminado, además, era el más hábil de los luchadores locales. Se subía a las cuerdas con la facilidad de un profesional de AAA. Su actuación era tan buena, que el público lo despidió con aplausos (el único hasta ese entonces).
La Flor Caribeña, posando para nuestras cámaras.
Era el momento de ver Pinkusky, nuestro luchador campechano, ante Ciber Punk, un luchador yucateco. Era curioso ver el aguante de pinkusky, pues el jueves lo había visto batallar ante colosales caguamas, pero el ánimo de sus amigos, que con su “Fondo, fondo” lo llevó a terminar su obra. Estos dos ya llevaban una serie de encuentros, que terminaban con sangre. Ciber punk pidió el micrófono, y amenzaó a pinkusky “Mira pinkusky, eres un buen luchador, pero hoy te voy a acabar. Y usted, pinche viejo—señalando a un viejito que estaba en los asientos, tratándose de Pinkus, el padre de Pinkusky—si se vuelve a meter,le voy a romper su madre. Así que ya está avisado, viejo de mierda”. La lucha se convirtió en una pelea callejera. “Se nota que ven mucha lucha gringa” le dije a Flor, explicándole que esa parte de actuación y de madriza de bandoleros, eran propias de las luchas estadounidense, y que en México, se está adoptando.
Ciber Punk barrió el piso con el campechano. Y con una manopla que sacó de sus bolsillos, le reventó tremendo golpe (actuado) a la frente del gladiador de campeche. Tirado en el suelo, se revolcaba sin razón aparente. “Mira, ese golpe no le saca sangre, pero mientras está en el suelo, tapándose la cabeza, se va a cortar la frente”, y cuando se quitó las manos, un chorro de sangre empezó a escurrir del coco de pinkusky. “¿Se cortó él mismo?¿por qué lo hizo?”me preguntó Flor, alo que le expliqué que era para darle más realismo a la batalla. Que los luchadores, muchas veces se cortan la frente para que salga la sangre. Que escogían la frente, porque es una parte del cuerpo que cicatriza en un día.
Mientras tanto, el papá que había sido llamado viejo, veía cómo su hijo se ganaba la papa. Hay que admitir que la lucha estuvo buena. La primera caída fue para los rudos. Pero en un abrir y cerrar de frentes, la segunda vino, y los técnicos ganaron. Dejando toda la emoción para el desenlace.
Se estaban pegando con todo, cuando de repente, un señor vestido de luchador, se metió a ayudarle Ciber punk, ante este acto, Don Pinkus fue a ayudar a su retoño. Se trataba de el Lobo, un luchador veterano. La melé se vio entre papás e hijos. En un momento en donde Don pinkus limpiaba la zona, fue sometido por el espectador borracho. En un acto de valentía, el borracho, que viendo la injusticia que se cometía en sus narices, decidió meterse a las trompadas ante los luchadores. Quizá, pensando que debía poner justicia ante tal atrocidad. Quizá pensó que el viejo estaba abusando de su edad, ya que los jóvenes no lo golpearían, y por eso se metió para que hubiera equidad de edad. Los de seguridad vieron lo terrible del acto, y corrieron a someter al ebrio. Fue jineteado, hasta las barbas de su esposa, que, con cara de furia desenfrenada, lo esperaba en sus aposentos. Y los de seguridad, al ver al hijo del borracho de llorar por la jineteada que le estaban dando a su padre, decidieron dejarlo sentadito, a lado de su esposa, y tranquilizaron al niño. Pero en el momento que se sentó el señor, fue víctima de las injurias y mentadas de su esposa, que lo cagoteaba “¡Qué bonito te veías metido ahí!¡Tenías que venir borracho. La pinche vergüenza que nos haces pasar”,”pero le estaban pegando” dijo el borracho en su defensa “¡Es una lucha, no es verdad lo que pasa. Lo que sucede es que estás hasta la madre de pedo!”. Los de seguridad y otros luchadores se apiadaron del señor y decidieron meterse a calmar a la señora. Mientras todos los demas veían el espectáculo de los pinkuskys, Flor y yo, nos carcajeabamos de las desgracias del justiciero.
El viejito del sombrero es Don Pinkus, antiguo luchador.
La señora se levantó, se llevó al niño que lloraba sin control. El justiciero se marchaba tras ellos. Mientras tanto, el público aplaudía la valentía de los pinkuskys. Lloramos de la risa. No podíamos parar. Necesitábamos grabarlo. Aún dudamos si salió.
Ante lo ruisueño de nuestro estado, llegó la hora de la lucha estelar. El luchador que suplía a Alex Koslov, era un campechano llamado Caballero Galáctico. Fue promocionado como de igual calidad que el ruso. Nos volvimos a reir por el supuesto.
El azul es Caballero galáctico, y el gordo tirado es Skándalo.
Salió Sangre Azteca jr. Cuyo padre había fallecido en la arena pinkusky, meses atrás. Fue aplaudido por el respetable, que más bien era su servidor, y Flor. Después salieron los rudos: Skándalo y Rey Bucanero, que a base de “Fu, fu fu” nos saludó. Cuando dirigió su vista al lugar en el que estábamos, saludó al único que le gritó “Aguevo Bucanero”, o sea, yo. Ante tal acto, Flor, sorprendida, me preguntó “¿Se conocen?”, a lo que le contesté que no (me arrepiento de no haberle dicho que sí, para ganar estatus). La lucha inició con golpes y movimientos de profesionales capacitados. Le señalé a Flor la diferencia enorme, entre los locales y amateurs, contra los que ahora estabamos admirando.
Pronto, bucanero llevó las acciones bajo el ring. Las sillas fueron propicias para darle un toque de Hardcore al encuentro. Bucanero le repartía a Caballero Galáctico, y Skándalo a Sangre azteca. Pronto acabaron con sus contricantes, depués de llevarlos arriba del cuadrilatero, y hacerle a Caballero, un rompe espina,versión Power Bomb, por parte de Bucanero; y una hurracarrana de Skándalo a Sangre azteca. En ese momento, Bucanero empezó a meterse con el público, como buen rudo. “Cállese pinche vieja borracha” le contestó, a un grupo de señoras que lo abucheaban. Pero el clímax llegó cuando pidió el micrófono. “Felicidades Campeche…”dijo el Rey Bucanero, “nos enteramos que recientemente acaban de ganar el número uno en el ranking de menos accidentes automovilísticos”, todos quedamos shockeados ante el halago del rudo; otros más aplaudieron por las felicitaciones; a lo que remató “Pinche pueblo bicicletero”, y las carcajadas de este servidor se oyeron por todo el circo teatro. Era evidente que la broma fue compartida con el pensamiento que tuve de Campeche, horas antes, al ver a los carros dar vuelta por el parque. Flor no escuchó, y al repetirle la inquisisión, soltó la misma carcajada.
Hermoso movimiento de los rudos.
Regresaron los rudos a continuar su masacre en la segunda caída. Pero los técnicos se vieron listos. Tomaron el control y le dieron una paliza bajo el ring, así como lo habían recibido antes. El ojo por ojo es algo que el público agradece. Si hubera estado el borrachito, seguramente hubiera aplaudido el hecho. El público coreó el acto de los técnicos. Y fue tanta la algarabía, que un hombre extranjero junto con una alemana, se subieron al desierto ring (pues los luchadores estaban abajo) e hicieron movimientos de lucha, que terminaron con una aventada por los aires a la alemana, sentándose tremendo marranazo, que el público supo valorar. La mujer se bajó con pena y se marchó, posiblemente al baño, para sobarse. Nosotros no aguantamos nuestros estómagos que ya estaban hartos de tanta risa.
La segunda caída llegó a su fin, con la victoria de los técnicos. La batalla llegaría a su culminación hasta la tercera y definitiva. Los rudos la manejaron a su antojo. El campechano daba muestras claras de cansancio, pero aún así, dio algo de pelea. En un abrir y cerrar de ojo, Bucanero venció a su oponente, con una especie de caballito y Skandalo remató a Sangre azteca con un tirabuzón. Terminó la lucha. Se subieron varios niños, y la alemana, que fue presa del rudo, con una especie de casita, que la llevaba a espaldas planas. De nueva cuenta, la risa de los espectadores acaparó el sitio. Entre aplausos y saludos, se fueron los luchadores. Salimos del circo teatro, con los ojos vidriosos, por la gran función que habíamos presenciado. Y con la consigna de presentarnos en la nueva función que está por llegar.
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