Hoy, en mi casa hicieron para la comida, que es el almuerzo: gandinga. Este suculento platillo, muy bien podría servirse para aquel o aquella que le roba el aliento, este 14 de febrero.
Se trata de carne de puerco, y más que carne, se trata de los órganos que componen el aparato digestivo del porcino, de algunos, no de todos. Tenemos el hígado, el corazón (para los románticos empedernidos), lengua (para provocar el tipo de beso que quieres de tu conquistada/o), pajarilla (sepa la madre qué es, pues al preguntarle a mi abuelo, me dijo “es una “pendejada” que tiene el puerco en la panza”, excelente explicación, ¿no creen?, por lo menos el nombre es muy sugerente para el apodo para nuestra media naranja, “Ven pajarilla, por tu alpistote”). Todo esto es cortado en cuadritos (recuerden, la figura es importante, si no son cuadritos no vale la pena) para después ser hervido con mucho cariño con achiote (para darle ese color rojo sangre que eleva la pasión), pimienta (todo un estornudo de romanticismo), orégano(un sabor que deleita y sugiere que no faltará el dinero en su relación), cebolla (ingrediente que le agrega el sentimiento) y chile dulce (para invitar a la damisela a una noche de pasión, en donde prometeremos que seremos tan cariñosos y que no dolerá en lo más mínimo; y si es dama, es un mensaje de cómo lo quieren en la intimidad).
Si con esto no amarran a la persona que le están echando ojo, no sé qué lo haría.
Este apetitoso platillo es el que hicieron en mi casa. Supongo que para levantar viejas pasiones, espero fallar en mi análisis, porque la autora intelectual es mi abuela.
Aquí comen
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