lunes, 7 de enero de 2008

Feliz 2008

Buen inicio 2008. Escribo ahora después de dos semanas de no hacerlo. Y aunque no haya excusa que valga, la razón por la que no había escrito nada al respecto fue de que con las fiestas navideñas, todos los parientes vinieron a pasar aquí la noche buena. Y dio la casualidad de que mis tíos, Heriberto y Glenda, que viven en Southhampton, Inglaterra, vinieron a Campeche a saludarnos, después de tanto tiempo que no lo hacían. Y como el buen sobrino que soy, ¡Fui invitado a pasar el fin de semana a Inglaterra! No lo podía creer y todavía no lo puedo procesar en mi cabeza aún. Fue un fin de semana de pelos. El paisaje nublado del Reino unido, y los lugares sobrios son algo que me alucinaron como no tienen idea. El pasaje costo un dineral, pero yo no lo pagué. Y como cereza en el pastel, ¡Fui al concierto de Radiohead! El segundo de su gira que empezó el 20 de diciembre. El lugar fue un teatro muy pequeño. Hasta afónico quedé de los gritos que pegué, cuando Jhonny Greenwood dio los primeros rasquidos para la canción Reckoner. Parecía todo un fanático, como los que hicieron el ridículo con Il Divo. Poco me importó. No se imaginan las cosas que vi y que iré escribiendo en este blog. Awesome!

Todo eso estaría en los anales de mis memorias si hubiera sido cierto. Pero la razón por la que no pude subir nada no es tan grande como la que inventé, pero tampoco es tan insignificante que merece menos valor. Lo que pasó fue que mi computadora se infectó. Otra vez. Y pues la tuve que mandar a limpiar. Pero el móndrigo dizque técnico me la jodió. Le chingó la tarjeta madre. Y como es un IBM del 2000, ya están descontinuadas las tarjetas. Y la única forma de conseguirlas, son las de otras computadoras. Y el precio está entre 3000 y 3500 pesos. Y pues me tuve que esperar a que la consiguiera el doctor chunga. Me la dejó en 2000 pesos por haber tenido culpa en el joder la tarjeta. Pues como verán ustedes eso era algo que no iba a pagar. Así que le dije que no pagaría ni un centavo, más que la dichosa limpieza que le iba hacer. Sus palabras fueron que le hiciera como pudiera, pero que no iba a ponerme la tarjeta madre si no le pagaba. Yo, que estaba que me llevaba la madre en ese momento, no aguanté la presión y le reviré un madrazo. Mismo que me fracturó la segunda y tercera falange. El cínico técnico, que más bien parecía rudo el muy cabrón, me tumbó al suelo y me cayó a patadas. Yo, que me agarraba la mano por el dolor de la fractura, sólo me tapaba con los brazos la cara. No sé como me paré y me le fui encima, y con un artero cabezazo le terminé por romper la nariz. No sin antes dejarme medio apendejado por el cabezazo que le arrimé. Por eso, cuando vean que en las películas dan un cabezao en la cara a un tipo, y el agresor se queda como si nada, no lo crean, porque duele un chingo. Pues estabamos en el fragor de la madriza cuando llegaron dos tipos no sé de donde para separarnos. Pero el tipo que sostenía al técnico, no lo sujetó bien y se salió de sus brazos. Así que tomó mi CPU y me lo aventó. Y si no fuera por mi habilidad para evadir peleas, mi cabeza hubiera sido la que se hubiera roto en pedazos.

Lo siguiente fue quejarme en la Profeco. Entablé una demanda por haberme fregado mi computadora. Misma que gané. Y el muy wuey me tuvo que comprar una computadora nuevecita. Así que hicimos un trato, y el me dio una ensamblada, de las que él hace. Todo lo anterior es considerable para tomarse en cuenta. No es tan sencillo ni tan simple como se contó. Y más si tomamos en cuenta que lo único cierto fue el virus que invadió mi computadora.

Pero bueno, dejaré de tomarme estas libertades para con ustedes, e iré al grano. No necesitan leer esto y yo no necesito ser franco, pues con ser convincente me basta. La verdad es que como yo trabajo en una pastelería en Champotón, en tiempo de navidad la chamba está a la orden del día. Y pues, aprovechando las vagaciones de fin de año me fui las dos semanas a Champotón a hacer pasteles y demás bocadillos. Los días a partir del 19 fueron jornadas completas. Desde las 7 am hasta las 9 o 10 de la noche. La verdad es que ya ni veía para cuando terminar. Pero no me puedo quejar, pues la paga fue muy estimulante. Sin embargo, me dejó el odio que ahora le tengo a la navidad. Y con todo el trabajo, y estando en Champotón, no me dio tiempo para poder escribir. Pero no dejaba de pensar en lo próximo que escribiría. Y se me han ocurrido varias cosas que muy pronto compartiré con ustedes.

Si no fuera porque al fin compré mi Xbox 360, todo lo anterior sería muy creíble. Sin embargo, no todo es ficción. Tendré que aceptar que muchos no crean que trabajé mucho estas fiestas. Eso me gano por ser un mentiroso.

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