En la calle se puenden encontrar un sin fin de estupideces de que hablar. Y el que las ve es una más. Pero hay una a la que nos enfrentamos desde que somos niños, a la gente homosexual. Primero se empiezan con los chistes, que nunca faltan para burlarse de un tercero:
"Cual es la diferencia de un puto y un refri, que cuando le sacas la carne al refri no se hecha de pedos" El gato de verdaguer
Este chiste, aunque fuerte y de mal gusto, representa a una inconformidad callada por el absurdo de caer en la de monstruo y vulgar. Otro comediante con mejor gusto y mayor elocuencia dijo que no hay putos. Y aunque me reniegen lo que planteo por sustentarme de comediantes, es verdad. Polo Polo dice la verdad, hoy es más difícil de diferenciar a los putos o mejor dicho homosexuales, que, aunque nos cueste trabajo entender son humanos también. El problema no son los homosexuales, resalto. Sino la "Nueva raza" de los denominados putitos, como reza el pinche polo.
En los antros se puede notar dicha sentencia. Difícil para los campechanos porque a lo que se puede aspirar son a las disco-bar-pseudoantro.
Hoy en día, en donde todo es moda, la homosexualidad también lo es. Básteme mencionar los programas de televisión y ver cuantos se visten de gay. Que hasta Don francisco tiene sus resvaladas.
Y es que también se puede notar por la cantidad de nombres que se le dan a los putos:
Puto: Por consenso general se dio con este primer nombre a los raritos.
Homosexual: Nombre clínico que se le dio gracias a la teoría de que el ser puto es una enfermedad. Este nombre llegó a ser un adjetivo permisible para los moralistas que ven en la palabra puto un insulto y prefieren llamarlos homosexuales.
Gay: Los anglisismos no podían faltar. Es un recordatorio de que el Tío Sam está cerca para hacerte un hombre gay.
Maricón: es tan viejo como "Puto" pero este nombre goza de cierto permiso para los moralistas. Siempre fue visto como una posibilidad remota para tal nombre feo.
Bisexual: no tiene nada que ver con el homosexual pero siempre se le confunde que hasta llega a ser un sinónimo.
Pero volviendo al problema, que en realidad podría estribar desde la confusión. Conozco personas que se declaran putos y que no lo son. Y eso, creo yo es un insulto para los verdaderos putos, que han luchado arduamente para ser considerados por la sociedad. Mucha gente ve en la homosexualidad un oasis de diversión, uno es puto para agradar a la gente. Que sucio y bajo. Pero en realidad sólo consiguen una confusión en sus amigos, familia y en sí mismos.
Y aunque paresca un mamón, es cierto. No hay persona más desagradable que un puto disfrazado, y no me refiero a los travestis, no nono, sí me refiero a los travestis también, pero los que se dizfrazan para aparentar. con esto me safo de todo lo que sea psicológico y de más mamadas.
Pero en general, yo creo que los putos se deberían de unir, y no para hacer orgías en donde no acudiré si soy invitado, sino para poner freno a esta falsedad.
Una idea podría ser la que me dio un amigo puto. Hacer un sindicato de putos (como los muchos que hay). Los que quieran aliarse a dicho sindicato deben someterse a un exasutivo exámen que constaría de unas preguntas y de pruebas cuerpo a cuerpo. Una vez haya terminado dicho exámen, se le matricula y se le da una credencial. Esto, aunque suene pirado podría ser una solución temporal.
Así, cuando se tope con un puto que no está matriculado será sancionado con 42 salarios mínimos y tres noches de placer con los putos más radicales de la ciudad.
En resumen, y fuera de locuras, yo estoy en contra de los que se esconden para estar en onda. Incluso de los denominados putitos rasca colas.
En los antros se puede notar dicha sentencia. Difícil para los campechanos porque a lo que se puede aspirar son a las disco-bar-pseudoantro.
Hoy en día, en donde todo es moda, la homosexualidad también lo es. Básteme mencionar los programas de televisión y ver cuantos se visten de gay. Que hasta Don francisco tiene sus resvaladas.
Y es que también se puede notar por la cantidad de nombres que se le dan a los putos:
Puto: Por consenso general se dio con este primer nombre a los raritos.
Homosexual: Nombre clínico que se le dio gracias a la teoría de que el ser puto es una enfermedad. Este nombre llegó a ser un adjetivo permisible para los moralistas que ven en la palabra puto un insulto y prefieren llamarlos homosexuales.
Gay: Los anglisismos no podían faltar. Es un recordatorio de que el Tío Sam está cerca para hacerte un hombre gay.
Maricón: es tan viejo como "Puto" pero este nombre goza de cierto permiso para los moralistas. Siempre fue visto como una posibilidad remota para tal nombre feo.
Bisexual: no tiene nada que ver con el homosexual pero siempre se le confunde que hasta llega a ser un sinónimo.
Pero volviendo al problema, que en realidad podría estribar desde la confusión. Conozco personas que se declaran putos y que no lo son. Y eso, creo yo es un insulto para los verdaderos putos, que han luchado arduamente para ser considerados por la sociedad. Mucha gente ve en la homosexualidad un oasis de diversión, uno es puto para agradar a la gente. Que sucio y bajo. Pero en realidad sólo consiguen una confusión en sus amigos, familia y en sí mismos.
Y aunque paresca un mamón, es cierto. No hay persona más desagradable que un puto disfrazado, y no me refiero a los travestis, no nono, sí me refiero a los travestis también, pero los que se dizfrazan para aparentar. con esto me safo de todo lo que sea psicológico y de más mamadas.
Pero en general, yo creo que los putos se deberían de unir, y no para hacer orgías en donde no acudiré si soy invitado, sino para poner freno a esta falsedad.
Una idea podría ser la que me dio un amigo puto. Hacer un sindicato de putos (como los muchos que hay). Los que quieran aliarse a dicho sindicato deben someterse a un exasutivo exámen que constaría de unas preguntas y de pruebas cuerpo a cuerpo. Una vez haya terminado dicho exámen, se le matricula y se le da una credencial. Esto, aunque suene pirado podría ser una solución temporal.
Así, cuando se tope con un puto que no está matriculado será sancionado con 42 salarios mínimos y tres noches de placer con los putos más radicales de la ciudad.
En resumen, y fuera de locuras, yo estoy en contra de los que se esconden para estar en onda. Incluso de los denominados putitos rasca colas.
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