jueves, 4 de septiembre de 2008

Lohan persigue a Phelps

El mundo ya no es como antes. Las mujeres están cabronas. Y es que acabo de leer la nota de hace un par de días, en donde Lindsay Lohan le mandó mensajes y llamadas a Phelps, el campeón de natación. Pero no crean porque son amigos, no, ni se conocen, amén de lo que oyen de la prensa. La situación es la siguiente: Dicen los amigos de Phelps, que fueron testigos chismosos, que Lohan le mandaba mensajes tras mensajes, y llamadas, tras llamadas, y todo, para pedirle una cita. Sinceramente, la Lohan está “guena”, pero antes estaba muchísimo mejor. Es un hecho, que cuando vas de mejor a buena, hay cierta distancia que te hace excluir. Y no es que salga con la jalada de decir, como muchos lo hacen “Yo sí le hago el favor”, ni que fueran los metrosexuales de los que las viejas, y hasta actrices se mueren. Es sólo una sana comparación soñada.


El caso es que decía que el mundo ya no es lo que era antes. ¡Ah!, pero antes la nota:

Decía, el mundo ya no es lo que era antes. Ahora, el dicho de “los patos le disparan a las escopetas” está siendo una realidad. Antes, los hombres eran los que acosaban a las mujeres. De hecho, aún lo siguen haciendo, no es que se haya perdido, sólo que ahora, las mujeres se convierten en la jauría que ataca a los indefensos hombres. Y uno pensará, “sería un puto el Phelps si no se revienta a la Lohan”, y el que lo piense y lo diga, está dando por sentado que el coger, o en un término menos procaz “tener sexo”, es una bendición que ningún hombre que se diga Hombre puede dejar pasar. Eso sería caer en un error, con los interminables desaires de las féminas que se ven embriagadas por el feminismo puberto.

Un amigo de la preparatoria tuvo un problema similar. Irving Grajeda (un saludo, que sé que de todas maneras no lo va a leer) era acosado por una admiradora secreta, que a la postre resultó ser una amiga del grupo D, Roxana (otro saludo, que intuyo no llegará tampoco a dicha persona, y si no, este será mi último post). Mi amigo, que era muy allegado a su servidor, pues cursamos juntos, tanto la primaria, como la secundaria, me contó que no sabía qué hacer. Mi recomendación fue sabia y contundente “pues reviéntatela” pero el problema es que no sabíamos de quién se trataba. Fue hasta que en una fiesta de la escuela, nos dimos cuenta, por el alcohol que la hacía chacharear, que supimos quién era la susodicha. Y todo fue por una canción de Gianluca, que la hizo soltar su amor secreto que le oprimía su voluminoso y bendito pecho. Se puso frente a nuestra mesa y empezó a declararle que lo amaba desde el día que lo conoció, y que necesitaba sus labios para que su vida tuviera sentido, mientras tarareaba y cantaba La historia entre tus dedos. La pena que nos causó fue el punto que lo hizo reaccionar. Después de aquel incidente, le dije, “tienes que chingártela para que te deje en paz. Un perro necesita un chingadazo para dejar de ladrar cuando se le dice”, además, ella estaba de buen ver, era una de las buenas de la prepa, con la decente medalla de bronce en su cuello. Así que no era un favor, era un regalo. Pero él no quería tener ninguna relación con ella, fuera de la cogida. “Pues déjaselo en claro—le dije —dile que te gusta sólo para un revolcón, y ahí hay de dos sopas, o te manda al carajo por puerco y culero, o ya chingaste gratis”.

Pues después de dos semanas, para no hacérselas larga, chamacos (Me sentí brozo), llegó a la escuela un lunes con una cara de contento, y me dijo que el domingo había llevado a cabo la operación “quítate ya de aquí, perro lanudo” y que ella aceptó, así que nuestro amigo (porque ya se nos hizo íntimo, a poco no) cogió gratis, y ya se había quitado un gran peso de encima. Me comentó que no se podía quejar, que tenía buenas tetas y demás nimiedades, que por respeto a la dama, no mencionaré. Pero el gusto se transformó en pesadilla. Irving me contó las peripecias que hacía aquella mujer. Hablaba a su casa a cada rato, le había dicho a la madre de mi amigo, que eran novios; a la hermana de mi amiga ya la trataba como su íntima amiga y ¡hasta se había metido a su casa en la noche!, ¡¿Pueden creer hasta dónde llega un loco!?

Ahora, en mi silla de ruedas, con las canas que pintan mi cabello, a mis 26 años, puedo decir que mi consejo fue del todo erróneo, o mejor dicho, incompleto. Le había conseguido una psicópata mi amigo Irving, y lo más cabrón, es que Roxy empezó a comentar que ella era su novia al resto del Benemérito Instituto Campechano. Mi cuate hasta tuvo que pagarle a otra amiga para que la hiciera de su novia, para ver si así terminaba el terror que estaba viviendo. Pues que al saberlo, mi querida Roxy le arma un desmadrito a la pobre de Diana. Estuve a dos segundos de ver una pelea de gatas, sino es que me puse trucha y jalé a la loca. Tuve que platicar con ella. Le dije que lo que hacía estaba mal. Que ella no podía rebajarse tanto. Que era una mujer, y tenía que drse a respetar. Que entendiera que Irving no quería nada con ella. ¿Pero saben lo que me contestó?

“No puedo, porque creo que estoy embarazada, e Irving es el padre” al principio sí pensé que estuviera en Barcelona, pero cuando se lo dije a mi cuate, el me dijo que era imposible, pues no hubo penetración en el acto. ¿Pueden creer lo que su mente estaba pensando en esa etapa de la vida de Roxana? (porque creo que ahora, si lee esto, se acordará y se apenará) Me creí en una novela, de esas de Televisa.

Acabaré la historia, con decirles que, Irving se cambió al turno de la mañana, para no tener que verla, y como supusieron, ella también quiso, pero después de hablar con la directora, que le mando un saludo por buena persona, porque entendió el problema y porque nos ayudó mucho, el cambio de turno no le fue cedido a Roxana.

Si quieren, hagan su moraleja. Lo único claro, es que, en estos tiempos, la locura se ha asexuados, y no respeta edad ni religión. Y lo que en los ochentas era un deseo sexual de cualquier hombre, hoy se ha cumplido, y nos muestra la parte mala de la cosecha. Supongo que Phelps está pasando por ese problema, que una chingada loca (sólo que con fama) lo está acosando. Si Phelps fuera mi amigo, y pidiera mi consejo. Le diría “reviéntatela, descuartízala y nádate a la chingada”.



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