miércoles, 17 de septiembre de 2008

Datos históricos que nos enaltecen



Tomando la propuesta del anónimo, que quería escritos sobre la historia de México, aquí le va este pequeño escrito.

Se ha mantenido un fuerte nacionalismo en Latinoamérica, que es su mal del siglo XX, y lo sigue siendo. Y México no es la excepción. Muchos vamos a dar el grito en nuestros respectivos estados, y glorificamos a nuestros héroes, que supuestamente nos dieron patria. Esto, gracias a la fuerte influencia, que nuestros padres, y la escuela, ejercen sobre nosotros, y que a su vez, fueron los culpables de inculcarle a nuestros padres, dicha costumbre.

Pero existen algunos héroes que ejercieron una fuerte impresión, en los infantes. Y esos eran los niños héroes. Y era más el énfasis que hacían nuestros maestros, y después nuestros padre emulando a los mismos maestros, con el dato de que eran niños, como nosotros. Nos parecía temerario y solemne el hecho de saber que unos niños daban su vida, para salvar nuestro país, en contra de los Estados Unidos, que querían invadir nuestra tierra. Cada niño héroe era aplaudido, por nuestros maestros, como valientes, pero uno en especial era el embriagaba la mente de nuestros maestros, el de Juan Escutia, que en un acto simbólico, de honor, se envolvía en la bandera y se aventaba al precipicio, para no dejar que los invasores se apropiaran de nuestro lábaro patrio. He de admitir que me encantaba ver las planillas, donde veía a un niño, que supuestamente era Juan Escutia, volando por los aires, con una cara feliz, como burlándose de los norteamericanos, y esperando con dignidad el suelo rocalloso.


¿Niños? si se parecen a los Il divo. A ver, funditas, cuál es el que más despierta sus bajas pasiones. ¿ A qué niño se reventarían?

Pero lejos de admirar el arte de Sunrise, lo que me llamaba la atención, era que un niño como yo, pudiera palpar el sentimiento del orgullo a tal edad. Yo m preguntaba si haría lo mismo, y mi respuesta era un rotundo “no”. Una vez se lo dije, con toda sinceridad a mi maestra de nombre Gregoria, y ella me inquirió, me llamó cobarde y poco mexicano. Tal vez por eso mi repudio acertado al nacionalismo enfermoso. Mi maestra me explicó que era necesario, incluso dar la vida por mi patria. Pero yo no podía encontrar un razón valerosa en el hecho de aventarse con la bandera envuelta al cuerpo. Yo más bien lo veía como un acto demasiado complejo, para un niño. Es más, no creía (y no creo ahora) que un niño tuviera una idea así. Esa era una reacción, más comprensible en un hombre, pero no en un niño. Entonces fabulé la teoría de que los niños héroes, no eran más que adultos, vueltos niños para ganar más leyenda.

Eso fue hasta la preparatoria, que vertí mi idea en la inexistencia de aquellos cadetes infantes. Y cuál fue mi sorpresa, de que esa reflexión íntima, fue reforzada con el siguiente dato. No existen los nombres de alguno de los denominados “Niños Héroes” en la lista del colegio militar de 1846 y 47. Entre ellos, el de Juan Escutia. No existen testimonios contemporáneos ni se ha comprobado la autenticidad de los Niños Héroes. Los niños héroes son un invento del porfiriato, que, a falta de héroes, creó la historia de los cadetes. Y era lógico, pues con esa historia, ganaba el gobierno por dos flancos; uno, el de crear una conciencia nacional desde muy niños, como diciéndoles, “desde infantes, tienen la obligación de dar su vida por su patria”; y el segundo, para borrar una derrota más.

Es así, que los niños héroes sólo son un invento con un fin propagandístico, como los hay en muchos países. Y el fin de dicha propaganda, fue crear leyendas. Se puede estar a favor o en contra, pero el hecho es que es mentira. De hecho, se dice que los denominados niños, estaban ingiriendo bebidas alcohólicas, como cualquier joven sin la vigilancia de sus padres, cuando llegaron los gringos. Acto, que si fuera cierto, sería de lo más irrisorio.


Ni una más, compich.

Y como dato final, tengo que mencionar que Miguel Hidalgo no gritó <>, Sino <>, el rey de España, y la razón era porque estaba en contra de la invasión napoleónica que sufría España en esos momentos. Incluso, la fecha del 16 de septiembre, es dudosa. Lo festejan 15 gracias a Don Porfirio Díaz, que lo unió para festejar su cumpleaños el mismo día que festejaba el grito de independencia. Rumores que tienen más verdad que los datos escolásticos.

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