jueves, 21 de mayo de 2009

La influenza ataca a lectores de blogs campechanos


Yo siempre creí que la influenza era sólo una paranoia, un invento de los medios de comunicación, o del gobierno para crear paranoia en el pueblo para un fin que puede ser ___________ (ponga lo que quiera ahí).



Esto creía porque no conocía a nadie que tuviera influenza. Es más, no conocía a nadie que conociera que tuviera influenza. De hecho, en una encuesta se sacó que en todo el país, el 93% de los encuestados no conocía a nadie que tuviera influenza. “Era una mierda”, decía y me burlaba de aquellos que salían con tapa bocas. “Influenza mis guevos”. Eso fue la semana pasada.



El martes, cuando llegué al café (tarde por cierto) apenas me senté, sonó mi celular con el ya clásico “Rest in peace” del undertaker, me hablaba Mussgo:

—Qué pedo Mussgón. Vente, estamos en el Coffe.

—Qué madre, wuey, no puedo. Tengo influenza.

—Jajajaja, tu culo. ¿no vas a venir? Está acá el Rodro, las Lauras…

—No wuey, en serio, tengo influenza.

Silencio sepulcral, qué podía decir…

—..m, m, eh, cuídate coño.

—Sí, carbon. ¿Te acuerdas que te dije la semana pasada que tenía calentura?

—Sí.

—Pues era esa madre—me dijo, y ya hilaba cabos.

—¿Y estás en el seguro o dónde?

—No, en mi casa. Cuando me lo detectaron me mandaron a mi casa. Mandaron las pruebas a México y cuando llegaron me dijeron que tenía influenza. A un día de que se me secaran los pulmones.

—bueno, cabrón, entonces sí que te dio. ¡Eres uno de los 9 que hay en Campeche!

—Sí, cabrón. Por eso no he ido a la chamba, estoy encerrado aquí. Me vienen a checar los del seguro. Está cabrón. Diles que soy la prueba fehaciente de que existe la influenza.

—ok. Nos vemos pronto. Te cuidas.

—Sí, nos vemos. Salúdame a todos ahí.

—De beso. Bye.





El Mussgo en su mejor foto



Y así tuve la oportunidad y el privilegio de conocer a un enfermo, y a parte, contagiado de influenza. Bueno, eso de contagiado no lo creo, porque conociendo al buen Mussgo, lo hipocondríaco que es, lo más probable es que al escuchar sobre la influenza pensó que lo tendría. Se sintió mal, empezó a sentirse caliente, y su cuerpo creo él mismo el virus de la influenza.




Dos días después leí una nota: “Personas de cierta colonia se quejan de que un loco les escupe desde el techo de su casa para contagiarlos de Influenza”. ¿Quién más podría ser? Tan memorable como aquel que inyectaba SIDA en las discos en los 90´s.




1 comentario:

Mussgo dijo...

Jaja muy bueno, Gracias Will.