Video:
http://www.youtube.com/watch?v=zwuReRw23_0
Usted quiere ver la Champions y está en la oficina. ¿Lo quieres ver? ¿Clarito?¿Me la mamas si te lo pongo? Ok, porque no soy culero aquí te va la final. Sólo tenés que poner play y dejarme un mensajito de GRACIAS (esa es la mamada de pelotas) Si no, la próxima ves se van a la verga. El partido empieza ala 13:45 así que esperá, Ché.
—Yo creo que Mimé es el caballero que tiene la armadura más chingona.
—No, yo creo que por armadura es más verga Sigfrid.
—Sí, Sigfrido es una verdolaga.
—Naaa!! Qué!!! El más chingón es Skylla. Son varios animales en uno y es dorado.
—Pues yo me quedo con Shaka de Virgo, porque es mi signo y es muy chingón.
—Sí.
Después llegaron los debates, igual en la infancia de quien es el más chingón.
—Ikky es el mejor caballero de todos, porque venció a Shaka de virgo y él es el más cercano a Dios. Además, regresa de la muerte.
—No regresa de la muerte, de los infierno, pendejo. El más chingón es Yoga, es una verga. Es el mejor de todos porque igualó a su maestro y porque todo lo hace por su mamá. Además, su nombre suena chingón: YOGA.
—Noooooo, el más verga es Shirú. Su poder está bien verga. Además, está ciego. Si tuviera su vista todos se joderían.
—Pues yo creo que el mejor es Shaka por ser Buda ¿no lo viste en su saga?
—¿Saga, de Geminis? Ahh sí, ese es le más poderoso.
—No, pendejo, en la saga de la casa de Virgo, la más larga de los dorados.
—Pues yo creo que Ikki sigue siendo el mejor.
Los que fuimos de la generación Caballeros del Zodiaco nos identificamos con estas riñas. Imagínense con la misma fiebre llevada a los años de ahora, en una escuela primaria:
—Ikki Chan Pérez.
—Presente…
—Yoga Martínez Cahuich.
—Presente…
—Aldebarán García Uk.
—Shiru Che Segovia... Sigfrid Cortés Ávila…
México está cayendo en una de las crisis más fuertes de los últimos años. Ya estamos llegando a los números de la crisis del 95. La razón, dicen los expertos, es debido a la crisis mundial y a la influenza. Yo creo discernir diferente. Creo haber encontrado la razón real del porqué estamos en crisis. Y sí tiene que ver indirectamente con la influenza, pero no es por eso exactamente.
Con las fotos me apoyo:
Diputados y senadores de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, se reunieron con la comunidad de porcicultores mexicanos en donde comieron carnitas y chicharrón en el Senado de la República. Miren nada más, hay que hacer el sacrificio por la ciudadanía. Como aquel que probaba la comida de Napoleón, pues podía estar envenenada. No pos sí.
Hínquele el diente mi ingue. no más cuidado con los dientes.
Te digo, esta salsa está de rechupete. Así sí firmo la ley para el aborto.
El alcalde de Acapulco Manuel Añorve Baños y el delgado de Sagarpa, Alfonso Olivero Diaz promocionan el consumo de carne de puerco, luego de la crisis en el sector provocada por la epidemia de influenza humana AH1N1. No pos sí. Está recabrona su tarea, ni madres me aviento a ser representante del pueblo.
Estas carnitas están mejor que los de mi esposa ¡Y el IFE no las multa!
El titular de la Secretaría de Agricultura, Alberto Cárdenas Jiménez impulsa el consumo de carne de puerco, durante conferencia de prensa, la mañana de este lunes, en la ciudad de México.
Uta! qué bueno que me dediqué a la secretaría. Esto está mejor que en las novenas.
Y no les pongo la del FOB comiendo carnitas, porque el canibalismo es penado. Y además, no quiero que se shokeen y queden traumados. Por eso mejor les pongo a un puerquito feliz y contento:
Francisco Peón Solís, “Pancho Cachondo”, candidato a jefe delegacional para la demarcación de la Cuauhtémoc por el Partido Social Demócrata, inicia su campaña en la glorieta de los Insurgentes de esta capital.
Quién pidio pa llevarrrrrrrrr!
Sí, como lo leyeron es Peón Solís, tío de nuestro queridísimo Rodrigo Solís. Cómo se las gastan estos tíos, joder!!
Pues ya vieron porque estamos en crisis. Todo se los gastan los de arriba en “probar” la carne para que vean que todo está bien. Si lo que nosotros queremos es que esté mal para que se mueran todos esos hijos de su cerda madre.
Pues que se presenta la película “El anticristo” de Lars Von Tier, y que la abuchean, y que la critican, y que se nos encabrona el direc. Entonces, en la rueda de prensa que se enchila y les dice en un tono burlón y desenfadado:
“"No tengo que justificarme. Yo hago películas y esta es fruto de la voluntad de Dios. Además, yo soy el mejor director de cine del mundo". Un periodista con su orgullo inflamado dijo: “Sí debes justificarte. Esto es Cannes".
La prensa dice que “El Anticristo” la nueva obra del genial director es “…un ejercicio de sadismo con el espectador… Ablaciones, piernas atravesadas por enormes brocas, eyaculaciones sangrientas y violencia sin miramientos son los ingredientes de esta película, estructurada en capítulos y con un tono explícitamente religioso…”
Mientras que Lars, para los cuates, dedica su película al realizador ruso Andrei Tarkovsky: “Me siento muy vinculado a él. Él vio mi primera película y no le gustó nada. También me ha influido mucho Bergman, aunque él no quería que lo vincularan conmigo", asumió. Y les dice a todos: "No me debo a la audiencia sino a mí mismo. Hago las películas para mí. Vosotros sois sólo mis invitados".
Yo estoy de acuerdo con Lars Von Tier, en todo. Él no tiene nada que demostrar, que haga las películas que quiere hacer y no por respeto a alguien. Si el siente la necesidad de hacer una película como “Terapia” que lo haga. Tal vez, más de uno dirá “es que es Cannes”, con todo respeto, no comparto su orgullo. Cannes no es tierra prometida y ni te vas a ganar el cielo con presentar ahí la película que “todos” quieren ver. “Son sólo invitados” como lo dijo el director, y si no les gustó, ellos tienen el derecho de acribillarla, pero que no me vengan que “tiene qué hacer tal cosa”.
Espero con ansias “El anticristo”, porque Lars Von Tier es una garantía. Así que veremos, cuando la suban los piratas, qué tan “Controversial” es la película. Aunque por ahí dicen que le van a quitar partes para poderla exhibir. Imploro a los dioses de la piratería que la suban completa. Vean cómo le hacen para tenerla completa por Torrent. Please. Y sí, es el mejor director del Mundo.
Yo siempre creí que la influenza era sólo una paranoia, un invento de los medios de comunicación, o del gobierno para crear paranoia en el pueblo para un fin que puede ser ___________ (ponga lo que quiera ahí).
Esto creía porque no conocía a nadie que tuviera influenza. Es más, no conocía a nadie que conociera que tuviera influenza. De hecho, en una encuesta se sacó que en todo el país, el 93% de los encuestados no conocía a nadie que tuviera influenza. “Era una mierda”, decía y me burlaba de aquellos que salían con tapa bocas. “Influenza mis guevos”. Eso fue la semana pasada.
El martes, cuando llegué al café (tarde por cierto) apenas me senté, sonó mi celular con el ya clásico “Rest in peace” del undertaker, me hablaba Mussgo:
—Qué pedo Mussgón. Vente, estamos en el Coffe.
—Qué madre, wuey, no puedo. Tengo influenza.
—Jajajaja, tu culo. ¿no vas a venir? Está acá el Rodro, las Lauras…
—No wuey, en serio, tengo influenza.
Silencio sepulcral, qué podía decir…
—..m, m, eh, cuídate coño.
—Sí, carbon. ¿Te acuerdas que te dije la semana pasada que tenía calentura?
—Sí.
—Pues era esa madre—me dijo, y ya hilaba cabos.
—¿Y estás en el seguro o dónde?
—No, en mi casa. Cuando me lo detectaron me mandaron a mi casa. Mandaron las pruebas a México y cuando llegaron me dijeron que tenía influenza. A un día de que se me secaran los pulmones.
—bueno, cabrón, entonces sí que te dio. ¡Eres uno de los 9 que hay en Campeche!
—Sí, cabrón. Por eso no he ido a la chamba, estoy encerrado aquí. Me vienen a checar los del seguro. Está cabrón. Diles que soy la prueba fehaciente de que existe la influenza.
—ok. Nos vemos pronto. Te cuidas.
—Sí, nos vemos. Salúdame a todos ahí.
—De beso. Bye.
Y así tuve la oportunidad y el privilegio de conocer a un enfermo, y a parte, contagiado de influenza. Bueno, eso de contagiado no lo creo, porque conociendo al buen Mussgo, lo hipocondríaco que es, lo más probable es que al escuchar sobre la influenza pensó que lo tendría. Se sintió mal, empezó a sentirse caliente, y su cuerpo creo él mismo el virus de la influenza.
Dos días después leí una nota: “Personas de cierta colonia se quejan de que un loco les escupe desde el techo de su casa para contagiarlos de Influenza”. ¿Quién más podría ser?
Para Janette
Cómo olvidarlo. ¿Recuerdas, Jane, esa vez en el hospital? Nos conocimos ese mismo día. He de admitir que cuando te vi quedé impactado. ¡Guau! Estabas lindísima. Volteé a ver enseguida. Tuve la suerte de que me sonrieras con tu batita de doctor. Yo, tan sólo estaba haciendo mis prácticas ¡Y tú también! Aunque en ese entonces no lo sabía.
“Está cabrón el calor” fue lo que utilicé para derretir el hielo, pero creí haberlo desvanecido torpemente. Fui testigo de la metamorfosis de tu risa en una de seriedad. Me quería morir, pero acabaste conmigo con un “Sí” insípido. Era todo, habías aniquilado toda esperanza. Te alejaste y al ver esa falda hasta las rodillas tan entallada y ceñida a tus caderas, me vi morir en el reflejo de las ventanas. Era todo. Siempre había sido así. Era un zoquete. Aún soy un zoquete. Bueno, creo que ahora soy menos. Tú lo sabrás no te lo tengo que decir.
Me encanta recordar esta parte. Talvez porque parezca de película, tú sabes lo femenino que puedo ser. “Puto” diría Carlos. Estaba acomodando mis notas, metido en lo que debía a notar, cuando sentí una nalgada por sorpresa. Me volteé y me di cuenta de que era la una de la madrugada y no había casi nadie, pero lo más sorpresivo de todo, era que el autor intelectual de aquella muestra de afecto tan peculiar habías sido tú.
En una ráfaga de segundo pensé que te habías confundido y que ahora vendrían tus disculpas “Déjame decirte que tienes buena nalga”, eso salió de tu dulce boca, eso que tanto me sacó de toda realidad. ¡Qué diablos era eso! “bue-bue-bue… hola ¿ya terminaste?” esa mierda fue lo que salió de mis labios que se empecinaban por ganarle a mi cerebro. Me viste por un momento, con esa mirada que haces cuando intentas darle sentido a algo que parece no tenerlo. Con las cejas arqueadas y los ojos semi serios “¿Eso es lo que dices ante una insinuación? Me viste el culo, te doy una nalgada como invitación ¿y esa madre es lo que sale de tu boca?” ¡Guau! “Insinuación”, “Madre” eran palabras poco comunes para una mujer tan bella como tú. No me malinterpretes, Jane, no es que te restaran belleza, todo lo contrario, le daban esa belleza de lo natural, hicieron que tu vélelas pudiera ser humana. No sabes cuánto me excitó eso. ¡Mira!, aún me excita. Pero tienes que entender que no sabía qué hacer. Sí, soy un anticuado, me acerqué con los ojos cerrados para darte un beso. Pero creí que la formalidad siempre era lo mejor. Oí una pequeña risa y al abrir los ojos, noté más de cerca tus dientes, esas bellas perlas que duermen en el fondo de tus labios, y esa hermosa herida que tienes en la cara llamada sonrisa. Dios tenía que ser todo un asesino, que disfruta herir a su víctima, a su misma creación, porque al desgarrar, construye caminos imposibles, remarca con el fino filo del cuchillo aquel pequeño abismo donde saldrá el aliento más hermoso. “Ok, primor, eres tierno. Me derrites” me dijiste entre una pequeña risa y me besaste con fuerza. Me jalaste y casi te tumbo al suelo con mi cuerpo. Era un muñeco de trapo. En verdad tienes fuerza Jane, te lo digo. ¡Y por dios, qué succión más salvaje! Por un momento pensé que me succionarías el cerebro. Puedo apostar que los cabellos se me pararon.
Te besaba, no, mejor dicho, me besabas con tanta pasión que se me olvidaba que no sabía tu nombre. Poco me importó. Tenía que hacer algo, de lo contrario parecía que me estabas violando. Te abracé y dejé mis brazos ahí. “Improvisa, pues. Tócame o agárrame algo. No ves que me estoy quemando” y llevé mis manos a tus pechos, los apreté “¡Con Cuidado! que no estás tanteando melones. Eso es suave” y decidí frotarlos. Dejé mi mano izquierda en tu melón y pasé mi mano derecha a tus glúteos “¡Nalgas! Esas sí las puedes apretar, me han costado horas en el gimnasio pues” y te reíste para después apretar mis nalgas “Estas también te han costado ¿no papito?” y contesté con un “ujum”.
“Vamos a un cuarto” me dijiste y nos fuimos abrazados a uno vacío del hotel, digo Hospital. Parecíamos novios. “Me llamo Alejandro” te dije, “Sí, ya lo sé. Yo me llamo Janette” Lo sabías, y no se me hizo extraño pues estaba caliente. Tiempo después me dijiste que se lo habías preguntado a Carlos, mi amigo de la recepción. Después del incidente del hospital, te he de declarar, amor, que me puse mal, porque una chica tan linda y tan aventada era señal de que varios legionarios habían acampado en tu cuerpo. Pero después me dijiste que sólo tres habían sido, la misma cantidad de veces que me había masturbado un día antes del incidente.
Llegamos al cuarto, la cama estaba arreglada. Nos pedía que la usáramos. Me aventaste a ella, le pusiste seguro a la puerta “No queremos que nos agarren en la maroma ¿o sí?”, por su puesto que no fue lo que pensé y lancé ese pensamiento en un movimiento de cabeza. Me haz dicho que mi risa era nerviosa, pero que me veía lindo. Te confieso, hasta ahí pensaba que todo era parte de una broma macabra. Imaginaba que en cualquier momento, mis amigos iban a salir y a burlarse de mis miserias, aunque no me había desnudado. “Fuera faldita” te la quitaste y empezaste a bailar como Shakira, con movimientos acentuados de cadera. “¿Estás borracha o drogada?”es lo que pensé decirte pero mis dientes atraparon esa pregunta, que hubiera impedido que tuviéramos esa gran noche.
“¿Te gusta cómo lo muevo?” ¿Sabes?, esa manera tan hombruna de hablar, sin tapujos y como un amigo, es lo que me enamora. Sé que llevamos años juntos y con dos niños maravillosos, pero esa cualidad siempre me han encantado de ti. Por eso he decidido morir contigo. “P-p-p-pero por supuesto” te dije. Bajaste el cierre de tu batita, y me enseñaste que no llevabas blusa, sólo un sostén negro de encaje con vivos en rojo. “¿Así agarraste el camión para venir hasta el hospital?” te dije, “Sí, ¿te excita?”me la volteaste, “Jejeje, claro”. Y me sacudiste tus pechos como si fueras una experta en presumir tus encantos. “Bueno, ya tuviste mucho, es hora de la cogedera” y te me abalanzaste y me besaste. Estabas sobre mí, sentía tus pezones duros en mi pecho, sentía el encaje en mi plexo. “¡Que me toques, pues! ¿No te gustó?”, “no, claro que por supuesto que sí” y te agarré las nalgas, estaban frescas por el aire acondicionado. Te di una nalgada sonora “ummm, se venga el chiquito, sólo espero que no se “venga” pronto”, “Cómo crees” te dije haciéndome el macho. Te agarré y viré la situación, ahora estabas abajo y yo arriba, besé y froté tu pubis y tu cosita. “mmm” fue lo que me contestaste. Eso me prendió. Me quitaste el cinturón con desesperación, me bajaste el pantalón y metiste tu mano izquierda en mi truza. Sí, aún usaba truza y me lo recriminaste con una risa semita ahogada. Eso me encandiló más y quise apurar las cosas. Me ví decidido a empezar la faena de la penetración cuando me dijiste “Tienes condón ¿verdad?” ¡Madres! “No”. No llevaba condón. Un pasante de medicina, un futuro doctor y no llevaba condón. Me viste con cara de “¡pendejo!” pero me consolaste con “revisa esos cajones, ahí debe de haber un chingo” y me fui como fiera tras mi presa. No había nada. “¡Un hospital y no hay un pinche condón!” exclamé, “¡Un pinche doctor y no tienes condón!” me recriminaste. “Espérame aquí, ahorita vengo, voy por un condón” te dije “¿A quién le vas a pedir? ¿A tu amigo?” y ya iba a decir que sí cuando me dijiste “¡ni madres! Esto es sólo entre tú y yo” y empezaste a vestirte “¡no, no, no! Voy a buscarlos por ahí” te dije, “Entre tú y yo, y ahora. No después” me alertaste con ojos serios y desafiantes. Cerré la puerta. Sabía que no podía forzar la situación, los pasantes de medicina, además del código de Hipócrates, tenemos el de coger con condón. Janette, te juro que no sabía qué hacer, no quería perder ese momento y te dije lo primero que se me vino a la mente. “Ok, yo lo arreglo, sólo dame un minuto en el baño”, “¿Y qué vas a hacer si no tienes un condón?”, “Espera” te dije con serenidad seria como si dominara todo el mundo y las cosas en él. Como si en realidad supiera qué hacer. Me metí al baño. “¡Qué hago!” dije mordiéndome. Tenía que terminarte ahí, ese día. Tenía que coger contigo, amor. Era la verdad. Si no lo hacía, seguro mis testículos reventarían.
Ya en el baño me daba de golpes en la cabeza. “¡Coño!” Revisé mi cartera para ver si no había tirado aquel condón caduco de hace 4 meses. Era verdad, me había deshecho de él. “¡Mierda! Por qué me deshice de él. Ahora que lo necesito” Quería llorar. Una mujer de ensueño estaba alejándose de mí. Pensé que seguro era una de esas benditas veces que el clima afectaba el cerebro de una mujer y la trastornaba, haciéndola ninfómana por un determinado momento. Eso lo había leído en una revista médica del baño. Eras como un deseo en un mal momento. Te lo juro. Quería sacarme las bolas para no tener la posibilidad de embarazarte, pero seguramente no ibas a querer, aún quedaba lo de la salud. Y por más que te asegurara y por más que me hiciera exámenes ahí, seguro no me ibas a creer. Hasta que metí mis manos en mis bolsas y saqué los guantes de látex, aquellos que acababa de usar para desechar las jeringas del consultorio. “¡Andalé!” dije con sorpresa. Me vino una luz, así como la que desprendía esa milagrosa tijera que estaba en el lavabo. “Por fin, un milagro oportuno”.
“Ahora salgo. Mientras desvístete y apaga la luz” te dije con la puerta del baño entre abierta, “¿encontraste condón?” me dijiste con ojos sorprendidos y de felicidad, “Sí” nada más que me lo pondré de una vez porque… me queda chico y tengo que empatarlo de alguna forma” improvisé esa mentira “¡Uuuummm!” exclamaste como señal de alabanza a mi supuesto tamaño. Cerré la puerta con una sonrisa pintada en mi rostro. Ya adentro del baño empecé a improvisar mi condón. Tomé el dedo más largo del guante y lo corté. Al querer ponérmelo, entró bien, pero tenía que estar erecto mi miembro para ver si no se resbalaba. Eso te da risa, lo sé amor, jamás dejas de reírte cada que cuento esta parte. Y sí se resbalaba. Entonces tenía qué anchear el dedo con mis dedos. Primero fueron dos, luego tres, hasta que cedió el condón rudimentario. Lo probé en mi miembro erecto y quedó muy exacto. Tenía que introducir más mi pene en ese dedo. Así que lo que hice fue, abrirle un agujero en la punta del dedo. Sí, arriesgue un posible embarazo para poder coger contigo, Jane. Te pusiste furiosa la primera vez que te lo conté. Pero tienes que entender que me encantabas, me encantas, y además esa vez no fue la que nos dio a Miguelito . Entonces llené el dedo de agua, y antes de que se terminara de escurrir por el agujero, metí mi miembro. Es física pura, con agua anchaba el dedo, y así metía mi pene. Ya una vez adentro, sólo tuve que apretar para sacar toda el agua ¡Y ya estaba! Un condón ceñido a mi pito. He de decir que me apretaba un poco.
Salí del baño y vi que estaba la luz apagada. Y tú en la cama. Las luces del pasillo se escapaban por el marco de la puerta. “¿Ya está listo caballero?” “Siempre” dije con la espada en alto. Me había jalado un poco para que estuviera firme el arma punzo cortante. Me tiré a la cama y empecé a besarte. Te agarraba las tetas, te las besaba, las lamía, te apretaba el culo para que no se escurriera mi amigo, pudiéndose quedar así desnudo y terminar con nuestra fiesta. Era pertinente que no dejara de estar erecto para que no se saliera del condón. Yo quería coger ya, amor. Tenía que hacerlo, porque una vez adentro, sólo tenía que tomar con mis dedos, las hendiduras del condón para que no se saliera por la succión de tus “Labios”. Entonces quise penetrarte y tú dijiste… qué dijiste, Janette, repítelo Please, ¿Ya vas por el pollito? Ya vas por el pollito. Me encantó eso. Y me fui por el pollito. Estaba adentro. Estaba calientito. Jamás voy a olvidar aquella sensación. Hice el movimiento de “atrás, adelante”, el viejo “mete y saca”, pero con cuidado porque tenía que ver que funcionara mi condón “¡Y así fue!” Era evidente que mi ingenio era superior. Poco a poco fui tomando seguridad. Cuando me di cuenta, ya estabas sobre mí, meneando tu bellísima cadera, abatiéndome con ese movimiento tan fiero y desafiante. Sobra decir que fue la mejor noche de mi vida. Nos dormimos juntitos, calientitos. Desnuditos. Estaba con la chica de mis sueños. Me dormí. Caí en un hermoso letargo. Cuando desperté, ya no estabas. Te habías ido. Me vestí “¡En la madre, el condón!” Eran las 7 de la mañana. Ya había terminado tu turno y el mío. Te habías ido. ¡¿Qué hacer?!. Tú con ese pedazo de látex en la vagina.
Busqué a mi amigo para ver si de alguna manera te podía localizar, pero era imposible. Pregunté a los doctores, pero nadie sabía de ti. Era peligroso que te quedaras con ese pedazo de látex dentro de ti. “¡Me dormí. Y se me olvidó!” ¡cómo pudo pasar eso! Hasta ahora no lo sé. No eras de la universidad, eso era claro. No te había visto. No di contigo. Sino hasta la semana siguiente que nos tocaba ronda nocturna. Estabas ahí. Me veías con desprecio. Era seguro que ya te había pasado algo. “¿Qué te pasó, estás bien?” “¡Pinche recabrón! Bien que sabes tu movida. No te hagas el pendejo”. No podía mentirte ya, la verdad era mi verdugo. “Perdón, pero la verdad no quería perderme la oportunidad de estar contigo” te dije con la vista zampada en el suelo. Pero bien que zampaste esa vez, ¿verdad? Pues sí, amor, pero al final eso fue cimiento de nuestro gran amor ¿no? No digas mamadas. Aunque es cierto, recabrón, te quiero.
“Me dio un pinche dolor en el vientre al otro día. Pensé que me habías pegado una pinche infección” me dijiste, contándome así todo lo que tuviste que pasar. “Tenía miedo de ir con mi papá. Él es ginecólogo. Me daba vergüenza. Qué dirá de mí. Seguro me metía de monja. Y si iba a otro ginecólogo, era una mamada porque todos se conocen y me conocen”. Me sentí abatido y con mucha pena. Me disculpé como nunca. Lloré, Lloraste como vieja con el final de su telenovela, sí, es la verdad. Y me contaste tu aventura con el dolor. No sé cómo te aguantaste el dolor por tres días. Y ya en la agonía de tu desesperación, te amo, tuviste que ir con tu jefe y pedirle que te viera. ¿Cómo le dijiste? “Papá me duele un chingo el vientre, ayúdame por favor”. Me dijiste que tu papá, preocupado te vio rápido, pues nunca le había pedido que te revisara y ni “Por favor”. “Cuando me vio—me dijiste— no sabía que era. Me dijo que tenía que ver mi vagina. Yo, apenada, tuve que acceder. El dolor era más cabrón que la pena ¡Mi papá vio mi queso! ¡Por tu pinche culpa! Sólo ví que utilizó su lamparita en forma de consolador y después frunció las cejas. Tomó unas pinzas y me las metió. ¡Pinche Alejandro, hiciste que mi papá me metiera el dedo y las pinzas! ¡Estaban frías! Y sacó tu condoncito. Le tuve qué contar lo cabrón que era mi novio”. “¡Tu novio?” te dije asombrado y me contestaste, “Pues sí, no creeras que le diga a mi papá que me acosté con un completo desconocido. Lo menos que puedes hacer es decir que eres mi novio. Y tienes cena con mis padres. Quieren conocerte. Ahora sí recabrón, vas a tener que enfrentarte a mi pa. No te preocupes, él entiende las cosas. ¿o tienes algo que decir?” “No, para nada” te dije, y desde ese momento, sigo pagando mi hermoso error, resignado a amarte hasta mi muerte. ¡Muac!
¡¡¡Pinches ratas!!! Y después se quejan del que el Real Madrid compra los partidos. Es evidente que Barcelona va a ser campeón de España, no sé si de la Champions, porque Manchester United puede hasta con los tranzas.
Así pasó en el partido del Valencia, en donde Barcelona empató, sin merecerlo, después de dos penales que no le cantaron a favor del Valencia, y ahora esto. ¡¡4 minutos de más!! Penales que no marcan. Canta Barcelona, sin duda, el América de España. Pinches hipócritas. (David Faitelson)
UPDATE:
¿Lo ven? hasta el "Pep" Guardiola lo declara, "... Contamos con fortuna" . Descarádamente, en un acto de derroche de ego financiero, los catalanes gritan a los cuatro vientos que contaron con fortuna para pagarle al árbitro pelón hijo de la verga, para que ganaran ese partido. ¡Por dios! Qué asco, Catalanes, Qué asco me dan, yucatecos de españa. Váyanse con su idioma, o dialecto o lo que carajos sea, a la mierda.
Entre las desgracias y las injurias, el insulto se yergue como paladín de las causas justas y nobles. Sin ornamenta de pretensión, y sin cobertura amarga, el insulto se convierte en el detalle más significativo de la naturalidad.
El insulto, mal denominado, es el fuego que derrite hielos de silencio, es la pimienta que le cambia lo insípido a las pláticas, y todo, sin las ganas de serlo.
Pero hay que decir, que aquel dicho griego, todo el exceso disgrega, y sí, el insulto en momentos incongruentes, se convierte en el merengue más empalagoso, o para los amantes de los dramas, en el momento eterno más incómodo de nuestra historia, llegando a costarnos grandes momentos por culpa de una mala integración.
Repudiada por los desconocedores hipócritas, vuelta medicina por los psicólogos “toditas”, el insulto (mal llamado) es parte integral de nuestra existencia. Si antes dije que es un detalle de “naturalidad”, por conjunción, es parte íntegra de nuestra naturaleza. Seguramente los animales tienen insultos y nosotros lo desconocemos completamente y les aislamos ese elemento. Mal definimos las agresiones y las provocaciones y decimos que son sus formas de insulto. No podríamos estar más equivocados. El insulto no tiene que se una forma de agresión o provocación, es la situación, la forma, y lo que queremos conseguir lo que los hace agresivos o provocativos. El loro que aprendió a decir Puto, no la utilizará para provocar o agredir, sólo se encarga de utilizar aquella palabra que aprendió, para hacer uso de su instrumento gutural.
Pero mejor reformador es aquel escritor laureado, aquel que ya no está con nosotros porque la dulce muerte se lo llevó. Me refiero al genial Roberto Fontanarrosa. Vean este par de videos en donde, para mi gratísima fortuna y ganas de reivindicación de las “malas palabras, hizo este genio. Supe que no estaba diciendo “Pendejadas” cuando defendí los insultos. Gracias Fontanarrosa. Sobra decir que su postulación es mucho mejor que la mía, e infinitamente divertida:
Parte primera
http://www.youtube.com/watch?v=2X6Kq7PYaU4
Parte Segunda
http://www.youtube.com/watch?v=4d-EcSoh4R0