Este escrito también tiene una función para un amigo en Puebla
¿Cuándo sucedió esto? ¿Cuándo Campeche se llenó de gente? La respuesta que mi santo padre dio a los negros en E.U. se hace presente en los campechanos: son unos cogelones.
¿Por qué está tan lleno Campeche ? Antes recuerdo que era más apacible. Las 12 del día era un pulular de poca gente. Recuerdo que los camiones manejaban con más cautela y que no había tanto ruido en el centro, Pero hoy se ha vuelto un enjambre de gente, de indios apestosos, sudorosos insoportables. Y más con el pinche calor que se manda.
El calor, otra cosa. Antes no había tanto calor. Un maitro medio chumín (véase borracho; Véase; briago) medio otra teoría. Me prestó un poco de esa sabiduría empírica que carece de todo rigor científico, pero que se lleva la gloria en cuanto a la observación abierta y meditada. El señor, escurriéndose el sudor de su frente con el dedo pulgar, “uña abajo” me dijo:
—Qué pinche calor.
—Sí—le contesté cortante.
—¿Sabes por qué está este bochorno insoportable, compa?
—Sí, por el calentamiento global—le contesté con seguridad.
—Calentamiento global ¡Mis guevos qué! La verdad es por la gente. Ya somos un chingo ¿no ves? Antes toda esta madre—señalándome del ADO antigüo—era selva. No había luz. Y estaba fresco. Pero ahora con las pinches carreteras y las calles se convierte en un horno. Yo te voy a decir una cosa—y me lanzó una mirada perdida, de borracho serio— todo el pedo de que haya bochorno es por la fricción. ¡Esa madre es lo que nos está dando en la madre! ¡Ve!—se escurrió el sudor de nueva cuenta con su dedo y me mostró el resultado—Me estoy deshaciendo. Más gente, más carros y el pinche hule hace fricción con la carretera— destapó su pachita y le dio un sorbo—¡Ah, cabrón!Chíngale un poco.
—No gracias, no tomo.
—¡Mmmta ma! Pues sí cabrón, te digo, la fricción ¿qué pasa cuando hay muchos carros pasando por la calle? Pues se calienta la calle y eso ocasiona bochorno que entra a las casas…
—¿Está mamado, maitro?—lo interrumpí.
—Medio cimbrado, no mamado. Todavía es temprano—eran las 13 horas—… entonces se crea bochorno, pero no hay vapor de agua. Por eso no llueve, hijo. Es pura fricción, hazme caso.
Mamado y todo, don Carmen tiene razón. Somos muchos. Antes Campeche era apacible, éramos pocos. Pero ahora nos hemos llenado de hijos y de Yucas indeseables que aborrecen Campeche, excepto dos que aman más este estado que el suyo. Pero la verdad es que aún se puede caminar con cierta calma por algunos lugares a ciertas horas de la noche. Porque el malecón, siempre está lleno de gente que quiere urbanizar a Campeche. Señores, el encanto de Campeche es que sigue siendo un pueblo, déjenlo así como estaba antes, y si no,
dejémoslo como lo tenemos ahora.
3 comentarios:
Jajajaja. Don Carmen es la ley, neta. Ha resuelto todas mis dudas.
Añadido: don Carmen debería escribir un libro borgesiano llamado "Friccionario".
sí, coño, la neta sí. Es de esas personas que pedo son más disfrutables que sobrias.
Bueno, me despido, hay un café que espera ahorita. (Ah cómo se extraña el platicar con vos camino a las puertas)
Publicar un comentario