Subí un post de las cosas que me había traído santa Claus, para mi sorpresa, ya que me había portado muy mal este año. Fue el mejor 25 que he tenido en mi vida. Y ya sé porqué.
Santa Claus es un Badass!!
Resulta que en California, el gordito de rojo nos dio a conocer cómo es en realidad. Esa foto que ven arriba en Pildorita de la Felicidad es lo más cercano a la realidad. Santa, el día de su trabajo, no aguantó más el estrés y abrió fuego ante personas. Es de esperarse. Eso de estar entregando regalos a todos los niños del mundo, en donde la gente es cogelona, mucho más que los conejos, llega a ser una tarea más que titánica, más que de los dioses. Santa tuvo que llegar a un tope. Se bajó de su trineo, se ponchó a Rodolfo y sus demás renos, los dejó con la nariz llena de semen navideño. Los mató, se los cogió ya muertos y gritó como Predator(la de Arnold, ¿recuerdan?), sacó su escopeta y empezó a repartir balas calientes (no hubo frías). Después, quemó los cadáveres. Pero la rabia no se iba. Sabía que no lo encerrarían porque era Santa, uno de los favoritos de Dios. Y viendo lo mamón que es Jesús, seguro lo pondrían a trabajar de nuevo, que dizque los niños son más importantes y que todo se perdona. ¡Verga! se dijo el barbón.Ese hijo de puta sí que sabe joder, se recriminó.
Pensó en que lo más seguro es que Dios le diría que terminara su trabajo este año; y que el próximo seguiría igual. Tendría que encontrar otros renos, o peor aún, Dios reviviría a los muertos; tendría que volver con los enanos que no soportan sus bromas sobre los chaparritos; tendría que jalársela en privado, gracias a la muerte de su señora; no podría manosear a los niños porque estaría vigilado; y lo peor del caso, tendría que leer las pinches cartas de los chamacos de todo el mundo. No podía regresar a ese mugriento lugar, con ese mugriento trabajo, y ese mugriento y ególatra jefe. ¡Que se vayan a la chingada! gritó a los cuerpos que se calcinaban. Agarró tanque y medio de gasolina con medio de diesel, se lo tiró encima, recordó cuando le dijeron que su trabajo sería el más maravilloso de todos. Recordó el golpe que recibió en la jeta cuando supo que no se trataba de aplicar los castigos divinos. Y más le ardió cuando supo que su trabajo era entregar juguetes. ¡Dios, Chinga tu madre!gritó y se aventó de panzazo sobre un cuerpo encendido, apachurrando los huesos de este, e incendiándose al mismo tiempo. Bailó al compás de su dolor, mientras cantaba injurias y insultos. Al final, ahí yació lo que quedaba del gordito.
Así fue. Y para quienes no lo crean AQUÍ la nota del Universal. Esto fue verdad.(Lo bueno es que ante la hinchazón de su coraje, llegué a recibir mis regalos. Ahora caigo, no es que fuera un cabrón Santa, sino que esos regalos que recibí fueron fruto de la contrariedad que ejercía ante la molestia de su trabajo ¡Verga!)
Santa Claus es un Badass!!
Resulta que en California, el gordito de rojo nos dio a conocer cómo es en realidad. Esa foto que ven arriba en Pildorita de la Felicidad es lo más cercano a la realidad. Santa, el día de su trabajo, no aguantó más el estrés y abrió fuego ante personas. Es de esperarse. Eso de estar entregando regalos a todos los niños del mundo, en donde la gente es cogelona, mucho más que los conejos, llega a ser una tarea más que titánica, más que de los dioses. Santa tuvo que llegar a un tope. Se bajó de su trineo, se ponchó a Rodolfo y sus demás renos, los dejó con la nariz llena de semen navideño. Los mató, se los cogió ya muertos y gritó como Predator(la de Arnold, ¿recuerdan?), sacó su escopeta y empezó a repartir balas calientes (no hubo frías). Después, quemó los cadáveres. Pero la rabia no se iba. Sabía que no lo encerrarían porque era Santa, uno de los favoritos de Dios. Y viendo lo mamón que es Jesús, seguro lo pondrían a trabajar de nuevo, que dizque los niños son más importantes y que todo se perdona. ¡Verga! se dijo el barbón.Ese hijo de puta sí que sabe joder, se recriminó.
Pensó en que lo más seguro es que Dios le diría que terminara su trabajo este año; y que el próximo seguiría igual. Tendría que encontrar otros renos, o peor aún, Dios reviviría a los muertos; tendría que volver con los enanos que no soportan sus bromas sobre los chaparritos; tendría que jalársela en privado, gracias a la muerte de su señora; no podría manosear a los niños porque estaría vigilado; y lo peor del caso, tendría que leer las pinches cartas de los chamacos de todo el mundo. No podía regresar a ese mugriento lugar, con ese mugriento trabajo, y ese mugriento y ególatra jefe. ¡Que se vayan a la chingada! gritó a los cuerpos que se calcinaban. Agarró tanque y medio de gasolina con medio de diesel, se lo tiró encima, recordó cuando le dijeron que su trabajo sería el más maravilloso de todos. Recordó el golpe que recibió en la jeta cuando supo que no se trataba de aplicar los castigos divinos. Y más le ardió cuando supo que su trabajo era entregar juguetes. ¡Dios, Chinga tu madre!gritó y se aventó de panzazo sobre un cuerpo encendido, apachurrando los huesos de este, e incendiándose al mismo tiempo. Bailó al compás de su dolor, mientras cantaba injurias y insultos. Al final, ahí yació lo que quedaba del gordito.
Así fue. Y para quienes no lo crean AQUÍ la nota del Universal. Esto fue verdad.(Lo bueno es que ante la hinchazón de su coraje, llegué a recibir mis regalos. Ahora caigo, no es que fuera un cabrón Santa, sino que esos regalos que recibí fueron fruto de la contrariedad que ejercía ante la molestia de su trabajo ¡Verga!)
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