El Fin de este 2012 se acerca y la oportunidad
de escribir un par de líneas se me cumple. De este año guardo sólo un puñado de
alegrías y dos sacos de amargura. Sin embargo, la herética idea de pensar que
no nos puede ir peor, me da ánimos para creer que este 2013 nos puede ir mejor…
y digo “nos puede ir mejor”, porque una de las alegrías que me dejó este año
fue que mi mujer me dio la increíble
noticia de que voy a ser papá. Pero no ahondaré más porque esa alegría me la
quedo para saborearla por completo con mi nueva familia.
Uno de los cambios que no me ha terminado de
parecer extraña, es la ambivalencia rigurosa de trabajar en la producción de un
noticiero. Que aunque la televisión siempre ha sido uno de mis deseos más
predilectos, el estar detrás de todo, me ha causado cierto estupor que aún no
puedo dominar.
Y aquí dejo mi inicio de diario y me enfoco más
a un aforismo de lo que me parece, la televisión campechana, un medio
inentendible para los que realizan televisión en este estado. Y es que
pareciera que en Campeche, aún estuvieran descubriendo la televisión, y
lamentablemente los cánones a seguir, son los canales nacionales.
Si en la parte técnica se pueden encontrar a verdaderas
personas que aportarían grandes ideas, es en la parte directiva donde empieza a
cobrar forma el nido de serpiente. Sin embargo, no ampliaré más en esto porque
mi escrito tampoco es una crítica a la televisión campechana. Por lo menos, no
merece más de un párrafo.
Al parecer, la literatura me ha dejado, porque
lamentablemente me he alejado de ella. Las preocupaciones y males mayores de la
realidad me han absorbido y separado de
la ficción. No niego, con llanto en los ojos, que extraño a Odisea y sus aventuras, a las 600
noches de Arabia que me faltan, el paseo eterno de Virgilio y Dante por la
caravana religiosa, y el reflejo infinito de los espejos que nos propone
Borges.
Estoy en el medio, alejado del oleaje de la
literatura. El tiempo me agobia y siento que ya estoy restando y dejando de
sumar. Necesito refrescar mi visión, mi imagen de este mundo que no deja de
sorprenderme por sus extravagancias y su caos ordenado.
Los únicos que han sido incondicionales, son
los amigos, y los nuevos amigos, que año con año, llego a conocer más, teniendo
una gran gama de personalidades que no me canso de alabar.
Dejo hasta aquí el cursor de la computadora,
esperando que tenga más tiempo y disposición para invocar más líneas, y que
usted, sea quien sea, tenga el tiempo de leer y criticar estos lloriqueos.
Hasta luego